A la suba del precio de la energía eléctrica en un 25% para los usuarios domiciliarios, ahora llegó otra mala noticia: sube el gas envasado también el 25% en los próximos días.
Ni la mayor cantidad de pobres, ni la falta de gas por redes (recordemos que el Gasoducto del NEA quedó abandonado antes de beneficiar a Misiones), ni las necesidades de la industria y la producción son motivo de un trato diferencial, que haga más equitativa la vida por esta zona postergada de la Argentina.
Con el gas, el efecto sobre las economías familiares resultan peores que la suba de la luz. Porque en muchas zonas rurales donde cuesta encontrar variedad de oferta de garrafas, muchos se abusan en la aplicación de precios de venta al público. Recargando mucho más de lo definido como tarifa, en perjuicio de quienes requieren del gas envasado.
Por eso tuvo tan buena recepción el programa AhoraGas provincial que lleva garrafas al precio autorizado a distintos municipios para facilitar la compra a valores razonables.
Al estar desregulado el adicional que se aplica por flete o “delivery” a las distribuidoras, comprar una garrafa de 10 kilos a domicilio ya cuesta algo más de 300 pesos y la de 45 kilos casi 2.000 pesos. Con esos datos ya se puede imaginar cuánto más valdrá la compra de gas en cualquiera de esas presentaciones: una fortuna.
Con Cambiemos, los misioneros perdieron el escaso ITC que quedaba para Posadas, la promesa de aplicar solo la mitad de los aumentos en la luz que hizo Macri en Iguazú y ahora lo poco que quedaba sin aumentar: el costo del gas envasado. Sin contemplaciones que valgan.