
El eterno debate sobre la baja en la edad de imputabilidad recorre año tras año la cartelera mediática y divide a la opinión pública. De un lado, los que consideran que el encierro es la respuesta. Del otro, quienes entienden que ese sistema punitivo es un fracaso probado y que los resultados dependen exclusivamente de una respuesta integral de inclusión.
César Jiménez no tiene dudas a la hora de plantar bandera en ese último grupo. Actual titular del Juzgado Correccional y de Menores 2 de Posadas y presidente de la Asociación Argentina de Magistrados, Funcionarios y Profesionales de la Justicia de Niñez, Adolescencia y Familia (Ajunaf), será el único juez argentino que disertará en el Primer Congreso Iberoamericano de Justicia Penal Juvenil y Medios Alternativos, que comenzará el próximo jueves en México.
“Pensar que la solución pasa por que el niño vaya preso o por bajar la edad de imputabilidad es una fantasía jurídica, una ficción judicial. No vamos a lograr que un menor se reintegre a la sociedad a través de las cárceles. No podemos pensar que esa es la forma de ayudarlo”, asegura Jiménez a PRIMERA EDICIÓN, mientras prepara la exposición que brindará en México, referida a las medidas alternativas al encierro.
¿Cuáles son esos métodos?
El magistrado posadeño se refiere, entre otras cosas, a “tareas comunitarias, obligatoriedad de incorporarse a la escolaridad, la posibilidad de mediación entre el infractor y las víctimas, la conciliación entre las partes o incluso la remisión, tal como el Hogar de Día posadeño, donde existen talleres para adolescentes y se practica la resocialización del niño en conflicto con la ley”.
De la teoría, Jiménez pasa rápidamente a la práctica. Al ejemplo. A lo que pudo ser y, efectivamente, fue. Más allá de que se trate de un caso crítico que va mucho más allá de un hurto o un robo. Es una de las causas que expondrá en su paso por Centroamérica.
“El crimen de Lucas Vega fue un caso paradigmático. El joven murió a causa del disparo de un menor de 15 años que intentó robarle el teléfono celular”, recuerda Jiménez. El caso conmovió a Posadas, tuvo lugar en la madrugada del domingo 12 de junio de 2011 cerca del Hospital Madariaga y acabó con un final quizás insólito del que este Diario se hizo eco a pocas semanas del hecho.
“Esta causa tuvo una tarea importantísima de la comunidad. Y en este caso, la comunidad fue la sociedad religiosa representada por Daniel Vega, padre de Lucas, quienes acompañaron la posibilidad de reintegración del menor, al punto que llegaron a juntarse, lo perdonaron y aún hoy están en contacto”, cuenta el magistrado sobre el emblemático caso, y agrega: “Ese menor hoy vive en otra provincia y fue captado por la fe, reencausó su vida”.
El juez posadeño reconoce que la tarea no es sencilla.“Pensar una medida alternativa al encierro es ponernos en un lugar diferente. La sociedad, en general, es represiva y regresiva, dice que ‘menor que comete un delito penal tiene que ir preso’. Y la verdad es que, desde la filosofía de la legislación penal juvenil, el objetivo es intentar que el chico se reconcilie con su familia y se reintegre a la sociedad”, señala.
De todas maneras, Jiménez admite que “algo hay que hacer como sociedad y como Estado”, y refiere a que esa responsabilidad recae sobre los medios alternativos al encierro. “Tenemos que abordar la problemática desde un lugar integral. Últimamente en el país los sectores de fuerza, las autoridades policiales, ven a un menor y primero le pegan y después le preguntan. Entonces tenemos que cambiar esa idea. El sistema tiene que cambiar y, para eso, tenemos que cambiar todos. La sociedad tiene que mirar y cambiar de paradigma. Ya pasó antes: en su momento, la solución era la pena de muerte y la alternativa fue la prisión. Hoy, frente a la prisión, la alternativa son este tipo de medios”, resume Jiménez.
El magistrado entiende que la polémica proviene incluso de varios siglos atrás. “El propio William Shakespeare decía, a través de uno de sus personajes, que prefería ‘que no existiera edad entre los 14 y los 18 años’, pues en esas edades sólo veía ‘viejos insultados, robos y peleas’. Era, claro, en el marco de una de sus comedias. Pero allí reside ese interés social sobre la problemática. Por eso tenemos que ser claros y saber qué queremos, si una sociedad violenta o pacífica. Porque la violencia no está sólo en el niño, si no en la propia sociedad. Para salvar al menor, tenemos que salvarlo desde la cuna, y ahí es donde la familia juega un papel preponderante”, resume Jiménez, quien, finalmente y sobre los menores en conflicto con la ley, resume: “La responsabilidad como padres es lo que está en crisis. Quien verdaderamente está en crisis es el adulto, no el niño”.