
La tormenta que se desató ayer de madrugada fue el escenario perfecto para un grupo de delincuentes que logró alzarse con alrededor de 380 mil pesos en efectivo y casi medio millón en cheques de una distribuidora metalúrgica de Garupá, tras forzar la caja fuerte en la que se encontraba el botín.
Los ladrones aprovecharon el estruendo de las descargas eléctricas y la soledad impuesta por la lluvia para cometer el atraco, en el que fue preponderante la utilización de una amoladora para -literalmente- “cortar” la resistencia que ofreció el macizo. También se llevaron una caja registradora.
Anoche, efectivos de la comisaría seccional Quinta, de la Unidad Regional X y de la Dirección de Investigaciones de la Policía provincial se encontraban tras los pasos de los autores. En ese sentido, peritos de Criminalística buscaban rastros de huellas dactilares en la escena.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el alerta se encendió alrededor de las 7.30 de ayer, cuando uno de los responsables de la distribuidora emplazada sobre la colectora Tita Merello al 1.000, a escasos metros de “La Saladita” de Garupá, llegó al lugar para cumplir con sus actividades diarias.
El empleado no tardó en descubrir que algo andaba mal. Sucede que la puerta principal de acceso -construida en vidrio y metal- había sido violentada con una “barreta”. Metros más adelante, notó también que una de las puertas del sector de Ventas había sido destruida. De allí se habían llevado una caja registradora.
Entre los documentos y objetos desparramados por todo el lugar, el empleado llegó a la escalera y accedió a la planta alta, donde se encuentra el área de Administración. La mayor preocupación se hizo, entonces, realidad: los ladrones habían encontrado el “tesoro” del predio, una caja fuerte empotrada en la pared, tapada por delante con un mueble. Pocos sabían de esa ubicación.
Efectivos de la comisaría Quinta y de la UR-X no tardaron en arribar al lugar y confirmar la peor de las noticias. Los criminalistas confirmaron que ese macizo había sido abierto por la fuerza mediante la utilización de una amoladora o herramienta similar.
Tras el arqueo correspondiente, los responsables locales de la firma -que tiene su sede central en Rosario y presencia en Buenos Aires, Córdoba y Misiones- confirmaron que en el interior de la caja fuerte los malvivientes se encontraron con aproximadamente 380 mil pesos en efectivo, además de siete cheques por un total cercano a los 460 mil pesos. Todo desapareció.
Los delincuentes provocaron desorden y también destrozos múltiples. En ese sentido, varios muebles fueron encontrados dañados. La esperanza es que aparezcan allí huellas dactilares de los autores.
En tanto, las fuentes informaron que la empresa de seguridad privada encargada de custodiar el predio registró una alarma alrededor de las 4 de ayer. Al decir de la firma, uno de los vigilantes motorizados se acercó hasta el lugar, pero no encontró movimientos extraños.
La investigación está en manos del magistrado César Yaya, titular del Juzgado de Instrucción 2 de la Primera Circunscripción Judicial, quien ordenó una serie de medidas tendientes a dar con los ladrones. En ese sentido, anoche los investigadores buscaban tanto testigos como imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, a los fines de establecer en qué vehículo se movilizaban y cuántos eran.