
Martín Ferreira tiene 19 años y hace un mes está internado en el Hospital Madariaga luego de que le diagnosticaran leucemia aguda. Su papá, José Luis Ferreira, vino con él desde una colonia en Dos de Mayo y duerme a su lado, en el piso, mientras espera que su hijo pueda volver con él a su casa. Hasta que eso ocurra, pide la ayuda de la gente.
Hace un mes y medio comenzó esta pesadilla para Martín. El primer síntoma fue un desmayo y su papá no se dejó estar. “Comenzamos a recorrer médicos, empezaron los estudios”, indicó José Luis a PRIMERA EDICIÓN. En un primer momento viajaron hasta San Vicente para hacer los análisis pero no pudieron porque funcionaba el aparato que los hace. Luego se dirigieron a Dos de Mayo donde “le detectaron que era leucemia”, afirmó el papá. Estuvieron una noche en dicha localidad y al otro día los derivaron hacia Oberá hasta que “la doctora nos dijo que nos teníamos que venir a Posadas porque acá está la especialista para esa clase de enfermedad”, indicó.
A Posadas llegaron hace casi un mes y Martín comenzó su tratamiento. Inició con las sesiones de quimioterapia y “creo que este viernes fue la última, ahora tenemos que esperar y ver cómo evoluciona”, dijo el papá a la vez que afirmó que “él está totalmente sin defensas por la quimioterapia”. Ferreira indicó que “todos los estudios ya fueron enviados a Buenos Aires y me dijo la doctora que para fines de octubre iban a estar”.
La gravedad de la enfermedad de Martín es tal, que los médicos ya le avisaron a su papá que será necesario un trasplante de médula. Entonces José Luis volvió a moverse rápidamente y trajo desde San Vicente a Posadas a uno de sus cuñados para que se haga todos los estudios correspondientes que permitan determinar si es compatible con Martín y pueda realizarse el trasplante. “Le hicieron todos los análisis y se fueron para Buenos Aires. El 7 de diciembre tengo que ir a retirar”, dijo su papá.
Una familia humilde
Martín es uno de los siete hijos de José Luis. Antes de que le den este diagnóstico, ayudaba a su papá en la chacra donde se dedican a la tarefa. Los demás hijos se quedaron en Dos de Mayo con su mamá porque no pueden venir todos a Posadas. “Creo que mi hijo mayor va a venir el fin de semana que viene a reemplazarme”, dijo José Luis.
Mientras Martín atraviesa su tratamiento, su papá no lo deja ni a sol ni a sombra. “La doctora me dijo que podía conseguir un alberguecito y yo le dije que me preocupo por mi hijo y quiero quedarme al lado de él. Como me dijo que no le molestaba, tiré una mantita y me quedé ahí”, aseguró.
José Luis indicó que, por estas horas, Martín está en una sala de aislamiento “debido a que no tiene defensas. Le pregunté a la doctora porque me preocupé, le pregunté qué pasa cuando le hagan la quimioterapia y me dijo que le iban a hacer un tratamiento a fondo para levantar sus defensas y que este es un momento muy peligroso”. Entonces, este papá preocupado buscó consuelo en la fe. “Dios es el que tiene la última palabra, sólo nos queda confiar en Él”. Los médicos ya le dijeron que, si se hace el trasplante, “Martín va a salir adelante”.
José Luis está acompañado por sus primos, Evaldo y Rosa, que vinieron de San Vicente a ayudarlo en lo que pueda. Son personas muy humildes y la situación económica no es la mejor. Lejos de su casa, con un hijo internado en el Madariaga, se vuelve peor. Es por ello que José Luis solicita colaboración de la comunidad para poder sobrellevar este momento en Posadas. Desde yerba, agua, comida, lo que sea para que él pueda acompañar a Martín.
Quienes puedan colaborar, pueden comunicarse al teléfono de José Luis (03755) 15217135.