Durante todo el debate oral permanecieron juntos, los tres solos, en la última fila de la sala de audiencias del Juzgado Correccional y de Menores 1, detrás del Palacio de Justicia.
Tras la sentencia dialogaron con PRIMERA EDICIÓN. Fue Mario quien resaltó primero: “Siento alivio por un lado porque la condena fue alta, porque sirve de ejemplo para que muchos aprendan, entiendan que no se puede manejar de esa manera y menos en esas condiciones”.
Maricel lo siguió muy cerca: “Hasta hoy que se inició el juicio y culminó como queríamos, sentía muchísima impotencia, como que nos tomaban el pelo con las idas y vueltas, que comenzaba y que se suspendía por cualquier cosa, por un certificado médico, por otro recurso, siempre zafaba (…) Pero nunca se manifestó tan fuerte como ahora la sensación de paz interna. Cinco años está bien para este tipo. Aunque nuestro papi no vuelve más. Él (por Barboza) podrá en este tiempo rehacer su vida, a nosotros nos queda llevarle flores al cementerio a nuestro padre”.
Edgardo en tanto profundizó: “No nos sorprendía nada ya, era cada vez más difícil iniciar el juicio pero al final se pudo. Ahora estamos conformes, cinco años a este hombre está bien, será un ejemplo para los que andan en lo mismo, menospreciando la vida ajena y creyéndose impunes porque ostentan un cargo político”.
Contra este tipo de sujetos la Justicia debería caer con mayor dureza porque son funcionarios públicos, deben ser ejemplares. Y no como este hombre que nunca se acercó a pedir disculpas, no demostró arrepentimiento. Hoy sólo en el debate lanzó su pésame. Y mi viejo no está, no vuelve más”.
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La fiscal María Laura Álvarez, tras el fallo también opinó: “Alberto Andersson y su familia necesitaban una condena ejemplificadora, hacen falta más de ellas porque tendrán un efecto disuasorio. Si se infringe una norma hay una pena que afrontar”.
En cuanto a su pedido de investigar a una clínica de Cerro Azul por el polémico certificado de internación que expidió, resaltó: “El tratamiento que señalaban los certificados presentados no se condecían con la supuesta patología. De acuerdo a los estudios del cuerpo médico forense no correspondían y por ello solicité se investigue a los responsables ante la presunción del delito de falsedad ideológica”.
Barboza culpable
Durante poco más de cinco horas de tensión en debate, Cristóbal Barboza (56), el exintendente de Arroyo del Medio, fue condenado a cinco años de prisión efectiva en el penal de Loreto como autor penalmente responsable del delito de “homicidio culposo agravado por su calidad de funcionario público y conducir bajo estado de ebriedad”.
El fallo de la jueza Correccional y de Menores 1, Marcela Leiva, fue emitido ayer a las 12.35, en la sala de audiencia de la avenida Centenario casi Santa Catalina, punto por el que transitaron cinco testigos y donde las últimas cartas de defensa de Barboza fueron rechazadas, tal el caso de un pedido de nulidad de las periciales realizadas tras el siniestro del domingo 19 de junio de 2016 en el kilómetro 839 de la ruta nacional 14 en jurisdicción de la localidad de Cerro Azul.
En el choque protagonizado por Barboza, perdió la vida el remisero Alberto Mario Andersson (56), quien transitaba desde Leandro N. Alem hacia Cerro Azul a buscar un pasajero. Por el impacto frontal sufrió el traumatismo de cráneo y un fuerte golpe que le rompió el pecho. Su deceso fue instantáneo.
De los cinco testigos, dos correspondieron a las elaboraciones de planimetría y determinación de las circunstancias de la colisión.
Fundamentalmente el punto en el que la Toyota Hilux, tan flamante que aún no tenía patente, que pertenecía a la comuna de Arroyo del Medio y que manejaba Barboza, no dio tiempo a que Andersson a bordo de un Ford Fiesta Max pudiera esquivarla en el medio de los 7,20 metros de ancho de calzada de la arteria nacional.
El perito Daniel Balmaceda remarcó que el punto del choque se produjo en el centro de la ruta. Con mayor precisión apuntó: “90 centímetros sobre el carril sentido Cerro Azul-Alem y 30 en el contrario”. Pero también aseveró que la trayectoria del Fiesta fue oblicua, “buscando escapar hacia la izquierda, mientras que la camioneta Toyota siempre transitó por el medio ocupando parte del carril contrario”.
Sobre el estado de ebriedad del acusado, un efectivo de la división Seguridad Vial y Turismo de la Unidad Regional VI explicó la manera en que se le practicó el test de alcoholemia a Barboza minutos después de la colisión y aún en la ruta.
“No se opuso al control, no se negó, le entregué la pipeta en un envoltorio plástico, lo abrió, fue colocado en el aparato y sopló durante siete segundos de manera continua. El resultado fue 2,14 gramos de alcohol por litro de sangre, es ebriedad y además se lo notaba shockeado y el aliento etílico era fácilmente perceptible, era marcado, era una borrachera”.
“Yo hasta que firmó el acta no supe que era el intendente de Arroyo del Medio, no lo conocía y él me dijo: ‘No hay problema, voy a firmar lo que haga falta’”.
Otro de los policías de la UR-VI que declaró ayer confirmó que Barboza “se negó al análisis de sangre para alcoholemia”, que serviría como contraprueba. Tras esta decisión y la revisión que confirmaba que sólo sufrió lesiones menores por el choque, fue la jueza de Instrucción 5, Selva Raquel Zuetta, quien ordenó su detención e imputación provisoria.
Paso siguiente, fueron la fiscal María Laura Álvarez y los defensores Walter Duarte y Horacio Skanata quienes alegaron.
La acusación fue implacable: “Barboza circulaba por el medio de la ruta con 2,14 de alcohol, mientras que Andersson estaba trabajando. Fue la actitud del acusado la que desencadenó la trágica muerte. No podía reaccionar a tiempo”.
Álvarez también enfatizó: “Barboza se creyó impune. Conducía una camioneta propiedad del erario público. Lo hacía con vales de nafta, se paseaba con el bien del Estado y lo destruyó acabando con la vida de Andersson”.
Solicitó cinco años de prisión efectiva y la imposibilidad de volver a manejar cualquier vehículo durante diez años. Pero sumó a su pedido que se abra una investigación ante la sospecha de delito de falsedad ideológica por parte de los responsables de una clínica privada de Cerro Azul donde le expidieron a Barboza un certificado médico para que no asistiera el lunes 29 de octubre al inicio previsto para el debate oral.
Los patrocinantes de Barboza solicitaron su absolución insistiendo que las labores periciales incurrieron en graves errores y por ende las consideraban nulas. También remarcaron la solicitud de reserva casatoria.