En los artículos anteriores me refería a la importancia del rol generativo del lenguaje en tanto crea nuestra realidad.
Cuando pensamos en lenguaje, pensamos en conversación: ¿de qué manera conversamos?. ¿Es usted de los pasivos que se quedan callados sin discutir aunque no coincida?¿rehuye miradas? ¿no defiende sus derechos? ¿pierde oportunidades?. O es de los que largan todo sin filtro, escudándose en el “soy sincero y digo lo que pienso”, ¿interrumpiendo a los demás y generando tensión cuando habla?.
La conversación nos da la oportunidad de la “conversión”, un camino de transformación para abrirnos a este mundo de posibilidades que el lenguaje nos ofrece.
Por eso, según hayan respondido las preguntas iniciales, les propongo reflexionar: ¿Qué costo paga usted hoy en su vida por ser pasivo en sus conversaciones?; ¿Qué costo paga usted en su vida por ser agresivo en sus conversaciones?.
Ni sumisión ni agresividad, el equilibrio es la asertividad.
La asertividad es una habilidad personal que nos permite expresar emociones, opiniones, pensamientos, en el momento oportuno, de la forma adecuada y sin negar, ni desconsiderar los derechos de los demás.
La actitud asertiva implica respeto hacia uno mismo y hacia los demás permitiéndonos ser honestos, directos y expresivos.
La esencia de la conducta asertiva puede ser reducida a cuatro patrones específicos:
– La capacidad de decir NO
– La capacidad de pedir
– La capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos
– La capacidad de iniciar, continuar y terminar conversaciones.
Para tener una conducta asertiva debemos tener presente que las conversaciones deben darse con la mayor inmediatez posible, siendo directos y firmes, aunque relajados y sin invadir ni permitir que nos invadan.
También debemos tener en cuenta a los juicios críticos que si no son exteriorizados ejercen un efecto tóxico en quien no los expresa. Estas habilidades se adquieren practicando, les propongo un marco general para reflexionar en forma previa a tener una conversación importante:
-¿Para qué quiero conversar?
-¿Qué es lo que quiero lograr en ésta conversación?
– ¿Qué me motiva a esta conversación?
– ¿Cuál es la inquietud que me lleva a ella?
– ¿Qué compromiso quiero establecer?
-¿Qué significaría para mí un buen resultado?
Clarificar propósitos: Coordinar una acción; hacer un reclamo; entregar un juicio/evaluación; renegociar un compromiso; pedir disculpas; restablecer una relación.
– ¿Con quién?: ¿una persona o varias?; ¿Cómo? por teléfono, personalmente o por WhatsApp; ¿Cuándo? ¿Dónde?.
Preparemos esas conversaciones importantes, “todo vivir humano ocurre en conversaciones y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos”. Humberto Maturana.
Colabora
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
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