¿Sos consciente de tu carácter? ¿Conocés esos rasgos propios que te hacen una persona única y especial? Mucha gente pasa toda su vida sin reconocer aquello que la distingue de los otros.
Es decir, que no conocen su carácter. Para algunos, es un factor que trabaja a su favor y colabora para su mejora continua; mientras que para otros, se trata de algo que los limita y no les permite crecer y avanzar. Es más un obstáculo que un amigo.
Muchas veces decidimos culpar a alguien o a algo de lo negativo que nos sucede pero, casi siempre, el único responsable de sus circunstancias es uno mismo. Sin darnos cuenta, todos podemos adquirir vicios que nos dañan, adoptar actitudes que nos mantienen estancados o permitir ciertos pensamientos que nos alejan del éxito.
Todo esto, además de perjudicarnos a nosotros, puede influir negativamente en nuestras relaciones interpersonales.
Es cierto que nuestro carácter nos pueda llegar a condicionar pero también es bueno tener en cuenta que algunas áreas de nuestra personalidad siempre van madurando y transformándose con el paso del tiempo, debido a las experiencias vividas y las lecciones aprendidas.
A todos los seres humanos, las dificultades nos pueden afectar de dos formas:
1. Nos pueden endurecer el corazón. Hay gente que parece tener el corazón de piedra. Por lo general, se debe a sufrimiento que ha tenido que enfrentar y no ha sabido (o podido) resolver de la mejor manera. Entonces cada problema nuevo afecta a la persona aún mucho más que el anterior porque no logra soltar sus cargas. Quien vive de ese modo están tan endurecido a nivel emocional que está permanentemente como una “zona de conflicto”.
2. Nos pueden convertir en personas flexibles. Cuando escogemos una actitud positiva frente a los problemas, esta nos permite resolver más fácilmente y libres de estrés cada situación complicada que surja. El resultado es que desarrollamos una gran apertura mental.
Según como reaccionemos a los que nos pasa, serán las consecuencias que ese hecho nos devolverá. Si reaccionamos negativamente, el resultado será negativo. Y no hay culpas que echar porque esto depende exclusivamente de la reacción. Ante un mismo acontecimiento, dos personas pueden escoger reaccionar de distinta forma. Entender esto nos brinda el poder de controlar nuestra vida y nos hace libres de la gente.
Una típica reacción negativa frente a la adversidad es la queja. En el fondo, quien se queja no tiene la intención de solucionar la situación, pues quejarse jamás logra resolver nada. Y lo que es peor, la mayoría de la gente prefiere mantenerse lejos de los quejosos. Es en casos como este que el carácter acaba por ser un gran límite a la hora de relacionarnos con otros.
Si en vez de quejarnos, elegimos accionar seguramente no solo obtendremos mejores resultados sino que seremos capaces de vencer las dificultades de nuestro carácter que tantas veces nos dañan y no tienen nada que ver con el afuera.
Y vos, ¿cómo te llevás con tu carácter?
Colabora
Bernardo Stamateas
Doctor en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.