En esa tarea son los “escribanos que protocolizan” esos debates que, gracias a ellos, no los lleva el viento.
Algunos dirán que se trata de un anacronismo absurdo el que aún se utilice a estos profesionales en época en que la tecnología permite guardar sonidos e imágenes. De hecho ya hay algunos lugares públicos donde estos taquígrafos fueron desplazados por el video. En otros conviven ambos, donde la informática y la electrónica sirven para reforzar la labor que ellos realizan.
Es cierto son una herencia de otras épocas, previas a los avances de estas últimas décadas, pero que todavía no han dejado de cumplir con la importantísima labor y responsabilidad que se ha puesto en sus manos. El Congreso de la Nación, por ejemplo, gracias a ellos conserva el testimonio de debates históricos y de la retórica de algunos de quienes pasaron por sus bancas. Esto se repite en los parlamentos provinciales y en los Concejos Deliberantes, donde a pesar de los avances del tecnologisismo siguen siendo irremplazables.
De mis varios años concurriendo a cubrir como periodista las deliberaciones del Concejo posadeño recuerdo a dos de ellos, taquígrafos de excelencia que en algunas épocas debieron trabajar largas horas sin reemplazo ni descanso. Beba Sánchez y Manolo Ríos son esos dos grandes con cuyas memorias quiero homenajear a todos los taquígrafos que allí veo esforzarse jueves a jueves.
Alcides Martín Pelozo
Posadas (Misiones)