Un comerciante de Garupá fue sometido a uno de los momentos menos deseados que se puedan imaginar. Durante dos horas, dos asaltantes lo mantuvieron atado de pies y manos y tirado en el piso con la cabeza tapada con un trapo y con la punta de una escopeta sobre ella, mientras a golpes le exigieron todo el dinero que pudiera guardar en su vivienda del paraje Santa Inés.
De acuerdo a lo denunciado por la víctima de 64 años, los delincuentes irrumpieron en su propiedad a las 5.40 aproximadamente. Oyó ruidos frente a la propiedad en el lote 34 A y decidió levantarse a ver qué sucedía.
Allí se topó con un sujeto alto y delgado, encapuchado, con ropa oscura y una barreta con la que había forzado el ingreso. De nada le sirvió resistirse y forcejear porque de inmediato, el arma de fuego del delincuente restante entró en escena, y fue reducido bajo amenaza de percutarse en su rostro: “¡Quedate quieto y tirate al suelo porque te quemo!”.
El calvario no se detuvo, por el contrario fue apenas el prefacio que incluyó ser atado de manos y pies, arrojado al piso y comenzó a recibir golpes para que indicara dónde se hallaban sus ahorros o todo lo que pudiera tener valor inmediato.
Fueron dos horas intensas de revolver escaparates y demás muebles porque los doce mil pesos que les había señalado, a la pareja de asaltantes no le satisfacían y se lo ratificaban con el arma de fuego en mano y la constante golpiza.
“Decime dónde está la plata de las baterías que le bajaste a mi patrón ayer. Dale, decilo o te quemo”, fue una de las amenazas más directas.
El comerciante no tenía el dinero que le exigían por lo que les indicó donde estaban las llaves de la camioneta y les imploró que se la llevaran con todos lo objetos que quisieran, televisores, demás electrodomésticos, lo que se les ocurriera.
La respuesta fue tajante: “Quedate quieto en el suelo, no te muevas, no intentes nada porque vuelvo y te mato. Vamos a cargar todas tus herramientas en la camioneta, media hora más o menos vamos a tardar, quedate ahí y no intentes ni respirar si querés vivir”.
Sin precisar cuánto tiempo tardaron en armar el botín, relató a los uniformados de la comisaría de Garupá que uno de los maleantes regresó y preguntó: “¿Por qué no arranca la camioneta?”. “Le falta batería, cambiala y arranca”, respondió la víctima.
Luego percibió que la Toyota Hilux se puso en marcha y le pidieron la llave del portón para escapar. Cuando el ruido del motor gasolero se desvaneció por completo, decidió soltarse y pedir auxilio dirigiéndose hasta la comisaría local.
Del primer arqueo que realizó en su propiedad notó que los delincuentes huyeron con veinte baterías de variados amperes de potencia para automóviles y camionetas.
Según su denuncia, siete de 70 amperes, cinco de 75 (una fue colocada en la camioneta para que arranque), dos de 90, tres de 120 y otras tres de 180. El valor de todas superaría los 120 mil pesos, de acuerdo a los precios actuales de venta.
Investigadores y demás efectivos de la UR-X montaron un amplio operativo de rastrillaje para atrapar a los sospechosos. Físicamente se pudo establecer que uno es delgado de 1,80 metros de altura y el restante de 1,60 y robusto.