El Concejo Deliberante de Rosario había aprobado una ordenanza que establece el retiro de las imágenes religiosas de esos establecimientos públicos y que se remuevan los crucifijos y cualquier otro tipo de simbología religiosa. La iniciativa, según dice el Diario, fue impulsada por la concejala Celeste Lepratti porque argumentó que la simbología religiosa en las escuelas y hospitales públicos afecta la libertad de culto.
A mi criterio se nota que quien promovió esa medida desconoce la predicción de los Santos Evangelios, asentados en la Santa Biblia en un sinnúmero de iglesias con distintos normes que, gracias a Dios, pululan en nuestro país. Es el Evangelio lo único santo que se predica y sirve de luz y consejos para nuestra conducta.
El crucifijo nos habla del único, justo y santo que estuvo entre la humanidad hace más de dos mil años, ratificando la voluntad de Dios en nuestras conductas y creo que sacar el crucifijo es una actitud de ateísmo porque el 90% de nuestro pueblo es cristiano, feligreses de alguna iglesia basada en la Santa Biblia.
Después de la mentada corrupción que nos aqueja, desvíos morales en general, es una barbaridad sacarlo a Jesús crucificado de detrás del escritorio de algún funcionario. ¿Molesta que el crucifijo esté presente en alguna transacción irregular e inmoral?
Alfredo E. Halberstadt
San Vicente (Misiones)