Una verdadera marea humana de a pie, en caballos, motos, autos y en colectivos de media y larga distancia, se hizo presente este pasado fin de semana en este lugar para celebrar una vez más -como desde hace 87 años- el paso a la glorificación en la luz del Señor de Santa Catalina de Alejandría.
Una devoción y veneración que se hace muy fuerte, en especial en el kilómetro 776 de la ruta nacional 14, conocido como Paraje Santa Catalina o Paraje Playadito, dentro del municipio correntino de Colonia Liebig, en el límite con Misiones.
Allí, una vez más, Graciela Larraburu y un destacado grupo de colaboradores mantiene viva la tradición que iniciara allá por 1931 la familia Cámara, en Santos Lugares (Corrientes).
Luis Cámara seguiría el legado de sus padres hasta enfermarse de muerte y la posta la tomaría Graciela, quién desde hace casi tres décadas, y en el actual emplazamiento (lugar que fuera propiedad de Luis Cámara, luego vendido a terceros y recuperado por la propia Larraburu, tras un pedido especial a Santa Catalina y en honor al querido Luis), continúa año a año congregando a más fieles y devotos de la Patrona.
Así, en la calurosa jornada de domingo, miles de personas llegaron desde temprano hasta el paraje que lleva el mismo nombre de la Santa, para ser parte de esta tradicional fiesta cristiana y popular que se celebra todos los 25 de noviembre, desde hace 87 años, en la vecina provincia
Saludo, misa y procesión
Tras llegar, saludar, rezar y honrar a la imagen de Santa Catalina en la capilla construida e inaugurada el 28 de noviembre de 1999, los fieles compartieron la misa en honor a la patrona de las mujeres solteras y los estudiantes.
Luego fueron parte de la esperada procesión, que contó con miles y miles de fieles que siguieron de cerca a la imagen, la cual era guiada en uno de sus extremos por la propia Graciela Larraburu.
Luego llegó el momento del inicio del baile en el escenario mayor, bautizado con el nombre del locutor misionero Adelio Suárez, y comenzar a acomodarse para ser parte del tradicional almuerzo campero.
También hubo tiempo para donar alimentos no perecederos y juguetes para personas humildes de la zona, los cuales serán repartidos en los próximos días y en Navidad.
Multitudinario almuerzo
Tras el almuerzo, el cual contó con asado a la estaca con más de 40 vacunos donados y unas 2.200 porciones de arroz con pollo y tallarines, llegó el momento de continuar con el baile y escuchar a unos 50 grupos tradicionalistas venidos de distintos puntos de Argentina y Paraguay, en dos escenarios en simultáneo.
Además, por la tarde, los más pequeños disfrutaron de peloteros, juegos, merienda, jugos y sorpresas varias.
Vale resaltar que en el amplio y arbolado predio la gente se acomodó bajo la sombra con sus sillones, mesas, conservadoras, ensaladas, jugos y alguna que otra bebida espumante y la también denominada “sangre de cristo”, para compartir una jornada en familia y para honrar y venerar “a la querida Santa Catalina”, como decía la mayoría.
En el lugar no faltaron baños químicos ni la venta de hielo, gaseosas, bebidas varias, empanadas, bollos y chipas (fritas, caburé y la tradicional), como así también productos tradicionales de campo como sombreros, cintos, cuchillos, bombachas, chalecos, pañuelos, cuentaganados, entre otros.
En las afueras del predio también hubo ventas de distintos productos alusivos a la ocasión, de bijouterie en general y comestibles.
En la recorrida dentro del lugar, se pudo constatar que llegaron hasta el Paraje Santa Catalina fieles de distintas partes de Corrientes, Misiones, Buenos Aires, Tucumán, Brasil y Paraguay.
A ellos se debe sumar varias agrupaciones tradicionalistas de toda la región, como así también los músicos y locutores que desinteresadamente entregan su voz y canto a Santa Catalina.
Aplausos varios
Capítulo aparte merecen las personas que donan en forma desinteresada los alimentos que se consimen en la jornada festiva, como así también los asadores, los encargados de la preparación de los guisos y de servir a los miles de comensales, entre ellos Marcelo Prochaska, Mario “Cacho” Miño, “Miki”, Rafael Larraburu, junto a todos sus colaboradores, como así también el grupo de personas que está detrás de Graciela Larraburu, entre ellos tareferos de yerba mate del paraje Santa Rosa, que por estos días están sin trabajo y dieron una mano enorme -junto a sus familias- para que esta tradicional fiesta religiosa sea un éxito que se supera año a año.
“Esto es realmente un sueño cumplido”
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el “alma mater” de esta Fiesta de Santa Catalina, Graciela Larraburu, confesó estar “muy emocionada y agradecida a la vida. Esta es una fiesta donde nos une la fe, en pos de conservar costumbres y tradiciones populares que no deben perderse a pesar del paso del tiempo”.
“Nunca me imaginé este presente de Santa Catalina, aunque siempre digo que la constancia hace grande las cosas y esto es el fiel reflejo de eso”, agregó.
En otro tramo de la charla, una emocionada Graciela recordó: “Esto fue el sueño de Luis Cámara y a la vez un sueño mío también, con la fe que Luis me delegó, cumplir con él, repitiendo y dando a conocer la fe que el día a día me enseñó hasta su muerte. Esto hoy realmente es un sueño cumplido”.
Asimismo, Larraburu se encargó de resaltar que “me llena de alegría la llegada de la gente y a la vez las ganas de ayudar y colaborar que tienen todos y en forma desinteresada”.
Por último, al ser consultada por lo que le pidió este año a Santa Catalina, contestó: “Le pedí que nos dé paz, salud y fuerzas para seguir adelante y que nunca falte el pan en ninguna mesa”.
Además, “le pedí no perder la fe y no perder la felicidad del alma, del corazón”, finalizó.