Ésta es una ceremonia que se viene realizando desde hace varios años –más de una década, creo– que enorgullece no solo a los chicos que son merecedores de ese diploma de honor, sino también a sus padres.
Me parece de suma justicia que se otorgue esa distinción para los mejores alumnos de las escuelas primarias de la ciudad. Y no solo por reconocer el merecido mérito de esos estudiantes, sino porque sirve a modo de incentivo para muchos otros niños que desearán seguir esos ejemplos.
En mi opinión, la entrega de este galardón desencartona un poco a los concejales posadeños al ponerlos al alcance de esos niños y les permite ser testigos de cerca del esfuerzo de esa niñez que alguna vez tomará la posta y tendrá a su cargo el gobierno de la ciudad y el manejo de la “cosa pública”.
Por otra parte, junto a otras medidas que integran a niños y jóvenes en el conocimiento de la labor legislativa municipal, esa presencia estimula a la participación y al compromiso, tan indispensables para el afianzamiento de la democracia en nuestros días.
Carolina Beatriz Ríos
Posadas (Misiones)