Cuando una víctima no denuncia un hecho de acoso operan varias cuestiones, indicó y explicó que una de ellas “es el miedo siempre permanente de que no te crean, de que no te escuchen, de que se burlen, de que deslegitimen tu palabra que es lamentablemente lo que suele pasar”.
“Hemos escuchado por estos días muchísimos cuestionamientos a las mujeres que después de años hacen denuncias y la verdad es que nos gustaría empezar a ver más cuestionamientos hacia los violadores”.
Cuando la violación o el abuso provienen de alguien del ámbito familiar se “genera mucha inquietud, situaciones muy desagradables y muchas veces la víctima se siente culpable, en alguna medida, por todo lo que escuchamos a diario que tiene que ver con la forma de vestirse, con la forma de comportarse y ciertas cuestiones que haría que ella ‘merezca’ esa situación. Mientras este tipo de pensamiento y este tipo de reacciones de gran parte de la sociedad sigan ocurriendo van a seguir habiendo víctimas a las que le cueste contar su historia”, remarcó Duarte.
Para finalizar, la subsecretaria indicó que “el respeto por el tiempo de las víctimas tienen que ver con procesos personales, psicológicos y sobre todo sociales. El condicionante más grande en este punto es asumir que lo que a uno le pasó fue una violación, muchas veces decírnoslo a nosotras mismas que hemos pasado por eso, que hemos sido víctimas de violación, es un golpe muy duro para nuestra propia psiquis, porque muchas veces lo hemos escondido, procesado bajo otro concepto o directamente anulado de nuestros recuerdos”.