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Miguel es ciego, padre de corazón del hijo de una ex pareja que lo dejó a su cuidado y, aunque no ve nada, se dedica a arreglar motores y es buen carpintero. Vive en una humilde vivienda de madera en la zona rural de Aristóbulo del Valle. Su historia es tan singular como la de millones de personas pero, a diferencia de estas, la historia de Miguel fue contada en un documental que comenzó a recorrer el mundo.
Mientras que con golpes certeros y fuertes clava con un martillo su futura cerca, Miguel contó su historia y la de su hijo en un documental cuyo director, Luis Bernal, llamó “La oscuridad de Miguel”.
A poco de terminarse, el documental ya fue seleccionado en varios festivales de cines, entre ellos New Delhi International Film Short (India), Festival de cine Regional Guácaras (Corrientes), Kort Films Dagen (Suecia) y, esta semana, para el Nukhu Fest 2018 (Festival de Cine Internacional Online). La historia de Miguel también llegó a oídos del Club de Leones Posadas Andresito cuyos referentes ya viajaron a Aristóbulo del Valle y firmaron un convenio con la Municipalidad de esa localidad: la organización civil sin fines de lucro facilitará los materiales necesarios para poder construir un baño para la vivienda de Miguel y el Municipio pondrá la mano de obra.
Un recurso de montaje para lograr la empatía
Miguel vive en la zona rural de Aristóbulo del Valle, en una pequeña casa de madera construida con sus propias manos. Su hijo, Alejandro, vive a escasos metros con su tía, en una casita aledaña. “No es su hijo biológico, pero lo crió desde que tiene dos meses como si lo fuera. Según nos contó, hace algunos años él se puso en pareja con una joven que estaba embarazada y, poco después de dar a luz, se fue y dejó a su bebé con Miguel. Desde entonces, lo cría como su propio hijo”, recordó el director del documental, Luis Bernal.
Luis conoció a Miguel porque es vecino de su primo, Rulo Bregagnolo, el conocido ecologista que hace un tiempo decidió vivir en la chacra. “Así empezó todo, fue Rulo el que me contó que su vecino arreglaba motos y motores en general, y que además hacía carpintería, con la particularidad de que es ciego. Eso fue lo que en un principio me motivó ir a conocerlo. Cuando vi cómo y dónde vivía me interesó mucho más contar su historia. Él vive en una casa muy precaria, de una manera muy humilde, se hace cargo de un chico que tiene 9 años y lo ayuda su hermana que vive a pocos metros. Ella le cocina al chico, lo lleva a la escuela y lo cuida como una madre. Su hijo no es hijo biológico, él se puso en pareja con una chica que estaba embarazada y al año lo deja y se fue sin llevar al chico. Miguel se hizo cargo del nene”.
En el video se lo puede ver a Miguel armando la baranda de la galería de su casa y, de a ratos, la imagen queda en negro. “Fue un recurso de montaje para que el espectador pueda ponerse en el lugar de Miguel, solo escuchar lo que se dice y los sonidos del martillo. Es una invitación a ponerse en su lugar, pensar cómo sería estar en su situación, creo es fácil verlo pero no tanto sentir la experiencia como propia
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La ayuda viene en camino
El documental no solo llegó a los festivales de cine sino también a la sociedad misionera, más precisamente a los integrantes del Club de Leones Posadas Andresito.
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En diálogo con su presidenta, Ledy Mateos, recordó que “uno de los grandes y primeros objetivos de la organización internacional del Club de Leones es el trabajo para ayudar a las personas no videntes y de baja visión. Por eso, cuando conocimos la situación de Miguel a través del documental, decidimos ayudarlo. Nos comunicamos con la Municipalidad de Aristóbulo del Valle y ellos nos abrieron las puertas. En Posadas, tenemos gente que siempre colabora con nosotros y ahora estamos tratando de conectarnos con gente de Aristóbulo para no tener que llevar las cosas de acá porque el flete es muy caro”.
Según explicó, “nuestro servicio es ser puentes, somos gestionadores, porque no generamos dinero. Ya tenemos un poco de materiales y trataremos de conseguir allá (en Aristóbulo del Valle) lo que nos falta. La idea es hacerle un baño con agua donde pueda bañarse y ya no tenga que usar letrina”.