La mayoría de los temores humanos disfrazan el “miedo a ser abandonado”. No poca gente tiene miedo de que alguien querido la deje. Podría ser que en el pasado fueron abandonados por uno a ambos padres. O que, incluso con los padres presentes, no tuvieron la atención que deseaban y necesitaban de chicos. Como resultado, en la adultez temen todo el tiempo que quienes están en su vida, ya sea familiares, amigos o compañeros, los abandonen.
¿Es posible superar este miedo? ¡Claro que sí! Estas son tres acciones que podemos llevar a cabo a tal fin:
1. Cambiar miedo por emoción positiva
Un pensamiento recurrente y obsesivo se agranda y, con el tiempo, podría convertirse en realidad. Por eso, si tememos que alguien que amamos se vaya de nuestro lado, y no logramos dejar de pensar en ello, tenemos que reemplazar esa idea negativa por una positiva. Este tipo de pensamiento provoca en nosotros emociones positivas. Si bien no somos capaces de controlar las acciones de los demás, sí podemos dominar aquello que pensamos.
2. Desarrollar la auto confianza
Algunos confían más en otras personas que en ellos mismos. Cuando uno ve sus puntos fuertes, la autoconfianza se incrementa; y exactamente lo contrario sucede si colocamos la mirada en nuestras debilidades. Confiar en nosotros mismos nos ayuda a enfrentar el miedo a ser abandonos, el cual tiene relación con la inseguridad que a veces no reconocemos. Aquel que cree en sí mismo logra vencer cualquier temor, por grande que sea.
3. Reconocer el miedo al abandono
Se trata de quitarle el miedo al miedo. Hay gente que se resiste a reconocer sus temores. La mayoría de nosotros tememos enfrentar nuevas situaciones y hacemos todo lo posible por disimular lo que sentimos. Pero deberíamos hacer lo contrario: mirar el miedo cara a cara. Porque, al hacerlo, este se empequeñece hasta desaparecer. Reconocer que tenemos miedo de ser abandonados es el primer paso hacia nuestra liberación, a pesar de que nos sintamos abrumados. Todo lo que no enfrentamos nos persigue toda la vida.
El temor nos paraliza. Por eso, ante este o cualquier otro, tenemos que escoger pensamientos de acción. Es decir, considerar todas las posibilidades para actuar. De este modo, evitamos estancarnos o girar alrededor de las mismas ideas o situaciones. Por ejemplo, si yo decido dejar un empleo para hacer otra cosa, ¿qué es lo peor que me podría pasar? Una vez que determino eso, puedo dedicarle tiempo a pensar cómo accionar frente a ese supuesto que tanto me asusta. Esta actitud nos baja considerablemente el estrés.
Para terminar, los pensamientos orientados hacia la solución surgen de la creencia de que siempre es posible hacer algo ante la adversidad. Dicha forma de pensar nos aleja de la ansiedad que genera el miedo. Si bien, como ya mencionamos, todo temor esconde el miedo al abandono, todas las personas deseamos experimentar algo más que cualquier otra cosa: ser amados. El amor es la única herramienta para superar el miedo porque es justamente su opuesto.
Colabora
Bernardo Stamateas
Doctor en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.