
El mirador está alejado de la costa unos quince o veinte metros, lo que hace aún más peligroso ingresar al arroyo Mártires a esa altura. Desde allí se arrojó una mujer de 40 años el pasado sábado a las 6.30, con evidentes intenciones de quitarse la vida.
Dos amigas que realizaban ejercicios en el lugar observaron la dramática situación y no dudaron en correr hacia ese sector y meterse al cauce para sacarla. Hasta allí todo parece un rescate frecuente, sin embargo pocos sabían un detalle no menor: ambas heroínas dijeron que “pese a no saber nadar se metieron al cauce y la sacaron”.
PRIMERA EDICIÓN dialogó con Karina Rodríguez (32), una de las valientes mujeres, quien mostró a PRIMERA EDICIÓN el lugar exacto del hecho y contó lo sucedido.
“Lo primero que vimos con mi amiga Débora fue una pareja discutiendo a la altura del puente Chacabuco. Parece que el hombre la atajó para que no avanzara sobre el puente y entonces ella comenzó a correr hacia uno de los miradores. A todo esto su pareja nos dijo que ‘la dejemos porque era un ataques de pánico’. Pero de repente vimos que ella no dejaba de correr hacia el arroyo, para arrojarse al agua. Fuimos lo más rápido que pudimos y la agarramos de sus brazos, pero tenía mucha fuerza. Se soltó y se tiró al agua. Nos metimos pisando unas piedras con cuidado porque es zona profunda y la sacamos como pudimos, pero insistía con tirarse. No entraba en razón y decía cosas como ‘que quería morirse, que su vida no vale nada y que no tenía un hogar. Recordaba a su hijita de diez años. Empezamos a charlar con ella, yo soy católica y mi amiga evangélica. Ella tiene vocación para hablar a la gente con problemas de la fe y de la esperanza, entonces eso ayudó un poco. Luego nos dijo que sufre de epilepsia, que no había tomado sus pastillas. Mientras charlábamos se acercaron unos pescadores y entre cinco la sujetamos porque tenía mucha fuerza. En un momento se golpeó la cabeza con una piedra, decía que el marido le trata mal. Luego llamamos al 911 y la mujer fue asistida por la Policía”, contó Karina.

“La verdad me da mucha impotencia cuando la gente ve situaciones de violencia, ya sea de hombre a mujer o al revés o hacia los chicos y sólo filman sin intervenir para ayudar. No tuvimos miedo de que el hombre, que era grande físicamente, se metiera. Llegamos a tiempo, a su pareja mucho no le importó que ella se pudo haber ahogado. Ahora queremos contactarla porque mi amiga conoce gente de su iglesia que la puede asistir e incluso conseguirle un alojamiento hasta que consiga un lugar donde vivir”.
“Nunca tuvimos miedo”
Cuando vimos que la mujer discutía con su pareja lo primero que pensamos es que el hombre podría llegar a ser agresivo, pero éramos dos y nos podíamos defender.
Nunca tuvimos miedo y cuando ella se arrojó al agua fuimos directo a rescatarla”, agregó Karina, quien reside en el barrio Santa Rita junto a su familia.