Toda una vida de lucha. Así podría definirse la espera de Ezequiel Galeano de 19 años, internado hace una semana en Buenos Aires a la espera de que aparezca un donante para someterse a un trasplante bipulmonar.
El joven encabeza la lista de espera nacional y confía que en estos días recibirá la noticia que espera desde siempre.
Cuando tenía tan sólo ocho meses de vida le diagnosticaron fibrosis quística, la cual pese a la gravedad nunca fue impedimento para realizar deportes y soñar con convertirse en futbolista de la liga local.
Internado en el Hospital María Ferrer Buenos Aires (que trabaja en colaboración con la Fundación Favaloro), el muchacho se mostró fuerte y optimista sobre un inminente trasplante que le salvaría la vida.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, desde la habitación donde por estos días espera la noticia de un donante, Ezequiel contó su experiencia personal a la vez que pidió que la sociedad tome conciencia de la importancia de donar sus órganos.
“Cuando una persona muere, no se va a llevar sus órganos pero sí tiene la posibilidad de prolongarle la vida a otra, que como yo, espera todos los días recibir la gran noticia”, dijo en evidente estado de emoción.
“Me diagnosticaron la enfermedad a los ocho meses de vida. Eso fue cuando mi familia me trajo al hospital Garrahan, porque en Eldorado los médicos no podían darles un diagnóstico certero”, contó el muchacho quien no ha dejado de luchar por sus ganas de vivir desde el primer minuto de vida.
La fibrosis quística es una enfermedad que provoca la acumulación de moco espeso y pegajoso en los pulmones, el tubo digestivo y otras áreas del cuerpo. El paciente es tratado con antibióticos de quince a 21 días, y luego es sometido a una aspiración de las mucosas.
Eso le permite tener mediana calidad de vida hasta que los síntomas vuelven a aparecer. Con el tiempo los pulmones se deterioran a tal punto que es necesario un trasplante.
Los calores y la humedad reinates en Misiones, la provincia que lo vio crecer tampoco ayudan mucho; sin embargo, aunque exista la posibilidad de buscar ambientes con climas más seco, no servirían.
“En cualquier parte del mundo tendría que vivir luchando contra la enfermedad”, contó resignado.
De todas formas, el muchacho no pierde la fe. Todo lo contrario, se muestra esperanzado y convencido que todas las cosas le van a salir bien.
“Estoy tranquilo, se que todo va a salir bien. Espero que sea pronto”.
Mucho por vivir
Ezequiel Galeano, el menor de cuatro hermanos varones, es hijo del entrenador de Deportivo Eldorado por lo tanto creció entrenando y jugando sin limitarse.
“Lo único que quiero es recuperarme y volver a entrenar”, dijo con la voz quebrada. El chico lo pudo hacer hasta los 17, pero ante el deterioro de su salud, le fue imposible.
“Pido a Dios tener los pulmones nuevos y volver al fútbol”, insistió.
El caso del muchacho, vecino del Barrio Riedl de la capital del trabajo se viralizó en las redes sociales y no deja de recibir muestras de acompañamiento y solidaridad.