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Ingrata sorpresa se llevó ayer el encargado de una carnicería, quien apenas abrió para comenzar la jornada laboral se encontró con que ladrones habían ingresado al local de Chacabuco casi San Martín. Además de llevarse una importante suma de dinero, los malhechores se fueron con bebidas alcohólicas, cortes de cerdo y valiosos elementos de la oficina.
Julio César Pereira (43) trabaja en “Carnicería Sur” desde hace nueve años allí y desde hace cinco es responsable del negocio. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, relató que como lo hace habitualmente llegó al lugar cerca de las 8 de ayer, ingresó por la puerta del frente y lo primero que hizo fue desactivar la alarma, la cual no dio señales de haberse disparado. Luego se dirigió a la oficina como para encender las luces del local y vio que todo estaba “patas para arriba”. Al instante supo que se había metido alguien. No tocó nada, salió hacia la vereda y le dijo a los demás empleados que habían empezado a llegar al trabajo: “Muchachos, nos robaron. No entren, vamos a esperar a que venga la Policía”. Llamó al 911 y en minutos llegó un patrullero del Comando Oeste UR-I a tomar cartas en el asunto. A todas luces se trataba de un robo que ocurrió en horas de la noche o madrugada, dato que posteriormente se terminaría confirmando.
La puerta del fondo estaba abierta, pero esa no da directamente al exterior, sino a un depósito que a su vez tiene un portón de malla sima. Cualquiera podría decir que es una estructura insegura como para proteger un lugar en el que hay mercaderías y eventualmente suele haber dinero, pero es que tampoco da hacia la calle. La única forma de llegar a esa entrada es a través de un pasillo interno emplazado sobre el predio de alquileres que funciona sobre el local, tras sortear dos escaleras que después de un giro recién conectan con un portón que tiene salida a la calle.
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Dentro de la oficina había cien mil pesos en efectivo, que estaban preparados para pagar al proveedor y entre otras cosas, fue lo más valioso que se llevaron los delincuentes.
Julio comentó que seguramente el autor “estaba estudiando el lugar o conocía los movimientos, pero no tenemos ninguna sospecha de nadie”. Por otra parte, mencionó que el hijo de una vecina que vive en los departamentos sobre el local escuchó ruidos aproximadamente a las 3 de la madrugada. “Afortunadamente el lunes habíamos pagado el grueso a los proveedores. Lo que robaron fue lo que quedó de la recaudación, la cual iba servir para pagar más mercadería”, señaló Julio.
El entrevistado lamentó que no quedaran registros en las cámaras de seguridad, porque éstas se habían desprogramado con el último corte de luz. Más allá de ello, la Policía trabaja con las imágenes del local lindante a la carnicería, como así también con las de los demás comercios de la zona, para identificar a el o los autores.
Al respecto, existen firmes sospechas que podrían haber sido más de uno, dado que además del efectivo se llevaron una máquina de contar billetes, una balanza, botellas de vino y hasta cinco mantas de cerdo que estaban en uno de los freezers.
Ayer por la mañana Julio se comunicó con el propietario de la carnicería, quien se aprestaba a suspender sus vacaciones para interiorizarse del hecho. Lo que les llamó la atención a ambos es que no se haya activado la señal de alarma en la empresa que se encarga del monitoreo, con todo el movimiento de los ladrones dentro del local.
Efectivos de la Decimoséptima se mantienen tras los pasos de los delincuentes, bajo órdenes del magistrado Carlos Giménez, titular del Juzgado de Instrucción 7 de Posadas. Sobre posibles sospechosos, Julio insistió en que los empleados que dejaron su labor en el local siempre se fueron en buena manera. “Es la primera vez que nos pasa algo así”, cerró sorprendido.