Mientras las vecinas islas de Fiji han sufrido durante décadas el impacto del turismo de masas, los tonganos conservan casi intacta su cultura y su modo de vida debido a que estas islas nunca fueron colonizadas. A finales del siglo XVIII, cuando llegaron los ingleses, los nativos prefirieron pactar con ellos, en lugar de luchar como hicieron en otras islas. De ahí que el capitán Cook se refiriera a ellas como las “Islas Amistosas”. A cambio, Tonga recibió cierta independencia, lo que le permitió conservar la mayor parte de su cultura y tradiciones.
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Geográficamente, las Tonga están divididas en cuatro archipiélagos: Tongatapu, Ha’apai, Vava’u y las Niuas. El más grande y donde se concentra la mayoría de la población es Tongatapu. El aeropuerto internacional, la capital: Nuku Alofa, y la residencia de la familia real se encuentran en la isla principal. También alberga varios yacimientos arqueológicos, entre los que destacan las monumentales pirámides de Mu’a, donde descansan los antiguos reyes de Tonga. Una de ellas se edificó con bloques de piedra que pesan cerca de 40 toneladas.
Unos 100 km al norte de Tongatapu se encuentran las Ha’apai, un grupo de islas coralinas y volcánicas que, a pesar de tener algunas de las mejores playas de Tonga, es el menos visitado por los turistas. Allí el tiempo parece haberse detenido.
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Otros 100 kilómetros al norte de las islas Haapai, se encuentra el tercer grupo de islas: el archipiélago de las Vava’u, centro turístico del país, conocido como un paraíso para los amantes de las aguas cristalinas, la vela, el kayak y el submarinismo. Dentro de este archipiélago hay decenas de diminutas islas, paraísos en miniatura cuyas playas de arena blanca, aguas cristalinas y arrecifes de coral colman el sueño tropical más exigente. Para los amantes del submarinismo, Vava’u ofrece además algunas de las mejores inmersiones del Pacífico, tanto por la abundancia de vida marina como por la extraordinaria visibilidad de sus aguas. Pero lo que año tras año atrae a visitantes de todo el mundo hasta estas paradisíacas es la llegada masiva de ballenas jorobadas. Cada año, desde junio hasta octubre, cientos de estos gigantescos cetáceos llegan desde la Antártida, donde se alimentan durante el invierno, para aparearse y criar.
Desde Neiafu, centro turístico de Vava’u, salen cada día pequeñas embarcaciones especialmente diseñadas para el avistamiento de ballenas, algo que puede hacerse desde otros muchos lugares del planeta. Pero lo que hace de Vava’u un lugar especial para los amantes de las ballenas es que aquí es posible echarse al agua y nadar con estos majestuosos gigantes del mar.
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Gracias a actividades como ésta, que convocan a amantes de la naturaleza de todo el mundo hasta estas remotas islas, gobiernos como el de Tonga han visto en las ballenas una inesperada fuente de ingresos, y ahora estos animales, que antes eran perseguidos, están protegidos por ley. Además, los tours de observación de ballenas siguen unas normas muy estrictas de acercamiento para no molestarlas.
Para trasladarse de un grupo a otro de estas islas se puede utilizar el ferri, aunque debido a las largas distancias es mucho más cómodo tomar un vuelo. Una vez en el destino, lo ideal es alquilar una bicicleta y recorrer las pequeñas aldeas, plantaciones y playas desiertas escondidas entre los palmerales.
Si elige este destino, esperamos tenga un muy buen viaje.