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En 2018 se detectó un solo caso de transmisión vertical del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), es decir, de una mujer portadora a su hijo.
Si bien hay casos que aún se encuentran en estudio, este tomó relevancia debido a que fue judicializado porque la mujer tuvo a la criatura y desapareció de los controles por lo que se debió pedir intervención judicial para dar con el paradero del menor. Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN la titular del Programa Provincial de VIH/SIDA, ITS y Hepatitis Virales que depende del Ministerio de Salud Pública, la doctora María Andrea Silvero Gallardo.
Para certificar un caso de transmisión vertical es necesario que los bebés sean controlados por el período de un año para saber si también son portadores del virus y son muchas las contingencias que pueden ocurrir.
Gallardo explicó que “si una mujer no tiene la enfermedad, llega embarazada y se hace los controles y sale positiva, la paciente se asusta y toma la medicación. Muchas veces, después de que termina el embarazo, controla al niño pero ella decide no tomar más los medicamentos. Ésta es una de las eventualidades. La otra es aquella paciente que ya sabe que tiene la enfermedad y que no es adherente, no viene a los controles, no toma los medicamentos o lo hace en forma irregular. Por lo general, tampoco controla su embarazo y aparece en el sistema cuando está por tener. Si es una paciente que ya está diagnosticada pero que no es adherente ni toma los medicamentos, entonces obviamente ese niño está mucho más en riesgo que aquella mamá que se hace el diagnóstico y empieza a tomar su medicamento”.
De todas formas, el niño no necesariamente tendrá la enfermedad “porque se tienen que dar varias cosas, por eso siempre una vez que se le diagnostica, va a tener por cesárea”. Se controla “siempre el primer trimestre del embarazo y la mamá tiene que tener una carga viral muy alta para que se trasmita y la otra es en el último trimestre del embarazo y el periparto. Si evitamos todas esas cosas es mucho más difícil la trasmisión”, indicó Gallardo.
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Además, la indicación de no amamantar. De hecho, el programa provee de leche maternizada a las madres que no pueden amamantar por el hecho de ser positivas. “Ahora se está hablando un poco más de que si la persona es indetectable por mucho tiempo tampoco trasmite la enfermedad y lo mismo pasa durante el embarazo. Hoy por hoy si una mamá, en el último mes del embarazo, tiene una carga viral indetectable se puede intentar un parto normal. Pero la lactancia sí o sí se tiene que inhibir”, afirmó la profesional.
Gallardo destacó los bajos números en relación a transmisión vertical y remarcó que “en 2017 no tuvimos ningún caso. 2018 todavía están cerrando algunos, pero saltó uno porque nosotros lo tomamos como niño expuesto”.
En relación a ésto, afirmó que “si los padres no quieren venir a control o no quieren tomar el medicamento uno como adulto no puede obligarles, pero el niño ya es otro tema. Él sí pertenece a nuestro cuidado y nosotros podemos y hacemos todo lo posible para que se acerquen, vengan”.
Indicó que uno de los integrantes del programa se dedica exclusivamente al seguimiento de los niños expuestos. “Estamos siempre en alerta para que tomen sus medicamentos si son positivos o poder terminar y cerrar el caso sabiendo que estamos con un niño sano”.
Nuevos casos en 2018
Durante el año pasado se notificaron 184 pacientes nuevos en Misiones, de los cuales 115 son varones y 69 mujeres. Estos nuevos pacientes pasan a formar parte del programa que se enfoca en la gestión de materiales preventivos como folletería, campañas de sensibilización y entrega de preservativos.
También “las notificaciones de los casos nuevos, medicamentos que vienen todos de Nación y leche maternizados para las mamás que son positivas”, amplió la doctora.
“En 2018 iniciamos un trabajo interesante en la zona sur mejorando el acceso al sistema de salud de las personas positivas, creando circuitos según niveles de complejidad. Donde se apuntó no sólo a la atención sino también a las capacitaciones programáticas al personal de salud Zona Sur y Penitenciaría de la zona”, indicó.
En relación a la provisión de medicamentos, Silvero Gallardo reconoció que su entrega durante 2018 fue irregular pero indicó que no se quedaron sin stock y los remedios siempre llegan para asegurar los tratamientos.
“Tuvimos que fraccionar algunas veces pero nunca se quedó nadie sin medicamento”. Sobre los preservativos, señaló que “tenemos un montón” y especificó que “a lo largo de todo el último año se repartieron 207.404 unidades”.
En esa línea, Gallardo recordó que “el uso del preservativo sigue siendo la única herramienta preventiva de barrera para la no transmisión de todas las enfermedades de transmisión sexual. El uso continuo y bien ha comprobado la reducción de todas las enfermedades de transmisión inclusive la del VIH”.
Testeos rápidos
Durante 2018, el programa realizó un total de 2.568 testeos rápidos de prevención de VIH a través de diversas acciones. El testeo es una metodología rápida, gratuita y confidencial, que consiste en un pinchazo en la yema de uno de los dedos, donde se extrae una gota de sangre y a los pocos minutos se tiene el resultado.
“Es una tirita reactiva, como un test de embarazo, en el cual se coloca una gotita de sangre y se espera de 10 a 20 minutos y eso da un resultado reactivo o no reactivo. Si es no reactivo es negativo para la enfermedad y si es reactivo lo que se tiene que hacer son estudios más profundos para confirmar”, explicó Gallardo.
Los test rápido siempre se hacen en los operativos o campañas de sensibilización en la vía pública.
“De ser reactivo se le saca sangre al paciente, se lleva a analizar y cuando están los resultados se le llama al paciente y se le notifica dentro del contexto del programa. Pero después tenemos los estudios de laboratorios que tardan 72 horas en estar y las personas pueden ir a realizarse en los hospitales, sin la necesidad de un pedido médico. Sobre todo aquellas personas que sepan que estuvieron en una situación de riesgo sexual tienen que hacerse el test cada tres meses por control”.