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A través de las redes sociales, el equipo de la fundación sin fines de lucro “Red Yaguareté”, compartió parte de los resultados obtenidos mediante el monitoreo de las cámaras trampa en el área de la reserva natural del Cuña Pirú. En las imágenes compartidas detallaron que actualmente, entre los especímenes de yaguareté que recorren la zona, el animal bautizado como Poguapy (foto arriba) es el macho dominante en la región.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el director ejecutivo, Nicolás Lodeiro Ocampo, contó cómo fue que se llegó a esa conclusión con respecto a la supremacía de Poguapy.
“Esto se obtiene a través de las fotos, mediante las cámaras trampa. Tenemos un trabajo en forma permanente en el área junto al Ministerio de Ecología y todo indica que desde hace poco más de un año es el macho dominante en esa área”, dijo.
En cuanto al trabajo en la región del Valle del Cuña Pirú, señaló que “existe un proyecto que tiene que ver con la actividad ganadera y la convivencia con los yaguaretés en los alrededores del parque. En toda la zona del Valle hacemos un monitoreo con todas las cámaras trampa, que son dispositivos que, cuando están colocados en el monte y cuando pasa un animal por delante, le toma una foto. En el caso particular del yaguareté, como cada ejemplar tiene un patrón de manchas único, lo que hacemos es ir comparando las distintas fotos de las cámaras para identificar cuál es cuál”.
Lodeiro Ocampo aclaró que “con Poguapy, tenemos un archivo y enseguida nos damos cuenta de si es él u otro. Eso nos permitió saber que desde fines de septiembre del 2017, cuando fue la primera vez que lo captamos con una cámara, hasta la semana pasada sigue estando presente en esa zona. Evidentemente, por el tipo de características del territorio que tienen los yaguaretés, en general un macho domina sobre el resto, él estaría instalado en esa área, donde hasta esa época estuvo instalado otro ejemplar, Mombyry. Existen también otros, pero este es el que aparece con mayor frecuencia, ya va a ser un año y cuatro meses. Los otros que son captados en las imágenes se ve que no utilizan el territorio tan ampliamente como lo hace este macho”.
Respecto al destino del anterior macho “dominante”, explicó: “según lo que captamos a través de las cámaras (aunque pueden suceder cosas que no se registran) llegaron a estar cerca en el mismo lugar más o menos con un mes de diferencia. Cuando apareció Poguapy, donde se lo veía frecuentemente a Mombyry, a éste no se lo vio más. Pudo haber pasado que este yaguareté llegó de otra zona y se instaló como macho dominante al desplazar a Mombyry hacia otro lugar donde no tenemos cámaras. Eso no lo sabemos a ciencia cierta, pero sí reconocemos que hay un flujo natural, porque los yaguaretés no viven siempre en un mismo lugar sino que tienen un territorio mientras lo puedan sostener. Pero, cuando llega algún macho que por alguna razón (por ser más fuerte) lo desplaza, tiende a correrse a otra zona”.
Los grandes felinos en Misiones
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Sobre el comportamiento de los felinos en la región misionera, Lodeiro Ocampo aclaró que “hubo ejemplares que aparecieron sólo una vez, así que tenemos que ver si van a instalarse en la zona, si ya lo hicieron o son sólo bordes de sus territorios que se superponen en algunos puntos, lo cual puede pasar. Esa es la dinámica que existe de los movimientos de estos grandes felinos que pueden desplazarse hasta 40 kilómetros de una zona a otra, incluso más, lo que estamos viendo es que en este año y medio casi, Poguapy está instalado en esta área”.
Sobre la cantidad de yaguaretés que circulan en la tierra colorada, detalló que “una cosa es lo que está efectivamente registrado e identificado, que en 20 días largamos un informe sobre 2018, hay que mirar mancha por mancha y comparar, para medir una cantidad. Lo otro es un cálculo estimativo, porque además en el Valle del Cuña Pirú hay una densidad de yaguaretés que es mucho más baja de la que hay en Iguazú y Puerto Península, porque tienen otras condiciones. En líneas generales, se estima entre los especialistas que hay cerca de 70 yaguaretés, con una tendencia levemente positiva de mejora en su población en varios lugares, entre ellos el Valle del Cuña Pirú. Esto es de acuerdo a nuestro esquema de monitoreo, donde tenemos más individuos registrados, con ese indicador decimos que hay una mejora en la población de yaguaretés”.
La convivencia
En Misiones existe un programa que desde hace años intenta frenar cualquier tipo de conflicto entre los productores ganaderos y los grandes felinos en las zonas cercanas a las áreas naturales protegidas.
La zona del Valle del Cuña Pirú está pegada a campos ganaderos, los cuales están adaptados con estos sistemas y ya hace unos cinco años que no tienen ningún ataque, habiendo yaguaretés y pumas presentes en el área. Vemos que los resultados son muy buenos. Esto ha generado que se siga ampliando el trabajo con más productores, con los cuales estamos en contacto para extender a otros ganaderos de más al Norte del Cuña Pirú, como Montecarlo y Caraguatay”, indicó Nicolás Lodeiro Ocampo.
Acerca de este programa, agregó que “nuestro lema es ‘pasar del conflicto a la convivencia’, porque en el conflicto todos pierden. El productor perdía su ganado y al yaguareté lo terminaban matando. En la convivencia no hay ataques o son mínimos, además de que hay más yaguaretés. Estas medidas tienen como consecuencia que siguen estando en el Valle del Cuña Pirú y hay un movimiento de ejemplares, con un índice de supervivencia más prolongado de lo que era históricamente. Antes, muchas veces se los mataba preventivamente ante su sola presencia. Eso hoy es totalmente distinto. Este proyecto existe desde el 2011, desde que empezamos a hablar con algunos productores, nos llamaron ellos a nosotros y empezamos a pensar en soluciones para armar un equipo. Ahora se maneja con grupos de voluntarios de Misiones, de Oberá, que van a la zona cada diez días o cuando sea necesario para realizar los trabajos de adecuación de los corrales, la revisión de las cámaras, el análisis de la información”.
Nicolás Lodeiro Ocampo recordó que, al comienzo de esta iniciativa, “nos planteamos que si la causa del conflicto es el ataque al ganado, tratemos de impedir que estos sucedan. Para eso, electrificamos los alambrados, los cuales son abastecidos por paneles solares, cosa que no impliquen más gastos de una inversión inicial que no termina siendo más que el costo de tres terneros. Allí monitoreamos qué pasa y determinamos que los yaguaretés no entran a través de los corrales porque, al intentarlo, reciben una descarga eléctrica que les molesta, no llega a lastimarlos, así que prefieren buscar otros lugares”.
En caso de existir predaciones que afecten a la producción ganadera del área, Lodeiro Ocampo sostuvo que “se ha avanzado con la Ley de Grandes Felinos, que debería compensar a los productores afectados por yaguaretés o pumas. A esa norma le falta hacer una modificación y está esperando hace dos años en la Legislatura. Esperamos que este año, los diputados se ‘pongan las pilas’ y la saquen de una vez”.
Las muertes en las rutas
El yaguareté al ser un animal en peligro de extinción tiene especial atención, pero es uno de los tantos especímenes que han perecido como consecuencias de las altas velocidades alcanzadas en las rutas provinciales y nacionales que atraviesan las reservas naturales de Misiones.
En marzo del 2018 de un solo golpe se perdieron tres ejemplares al morir atropellada una hembra yaguareté preñada de dos cachorros. A partir de ese suceso, en los meses siguientes y hasta el comienzo del 2019 cada vez se registran más animales silvestres que mueren bajo las ruedas de los vehículos que no respetan las velocidades máximas permitidas.
Esto no da para más, es un tema en el que muchos están mirando para otro lado y en cualquier momento pueden atropellar otro yaguareté. Claramente lo que deben implementarse son radares con fotomultas para controlar las velocidades. Otras medidas complementarias como la cartelería tienen un bajo impacto porque nadie le presta atención”, finalizó Nicolás Lodeiro Ocampo.