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La composición literaria en la tierra colorada vive quizás su momento más fértil, en especial en una de sus aristas: la poesía. Cada vez son más las personas que se animan no sólo a escribir sino también a compartir en público sus creaciones, desnudando de esta manera parte de su intimidad creativa.
Sin embargo no resulta nada sencillo enfrentar una audiencia, por lo que algunos deciden sumar a las letras recursos como el uso del cuerpo y los tonos de la voz.
En ese contexto, los eventos de lectura de poesía han adquirido matices teatrales que atraen a personas fuera del ámbito literario para compartir eventos autogestionados que no cesan de surgir por toda la provincia.
PRIMERA EDICIÓN dialogó al respecto con tres poetisas que participan tanto del movimiento de las letras posadeñas como de aquellos que nacieron en otros puntos de la provincia.
Una de ellas es Lurian Batista quien, desde Apóstoles, se sumó a los eventos capitalinos con su propuesta. “Con Lucía y Gerardo, del grupo ‘Poesía de Miércoles’, comenzamos hace unos años a reunirnos en Posadas. Previamente, hubo otros eventos de poesía, pero digamos que se buscó algo que fuera más under y abierto al público. Así se dio en lugares como ‘Che Kambá’ y en otros espacios” por los cuales pasaron muchas personas.
Ahora se comenzaron a hacer más eventos como el “Slam de Poesía” del año pasado.
Desde 2016 hay un movimiento más intenso. Incluso llegaron a grabar audiovisuales y empezaron a recitar en distintos bares de toda la provincia e incluso de Paraguay.
“La idea es crear un lugar común donde todos puedan sumarse”, señaló Lurian.
Al mismo tiempo aseguró que el puntapié para que se generen estos espacios se da porque entre los diversos escritores de poesía “estamos un poco repartidos por la provincia. Existen algunos que no vienen mucho a Posadas o directamente no pueden. Lo bueno sería que nos vayamos cruzando para que podamos hacer algún día un festival de poesía misionera en el que puedan participar todos, independientemente del lugar de residencia”.
Acerca de la experiencia de leer frente a una audiencia, la poetisa apostoleña recordó que “la primera vez fue durante una presentación de una antología que hicimos con los chicos de ‘Poesía de Miércoles’, donde cada uno pasaba, hablaba más o menos de su escrito y leía un poco. En ese sentido hay chicos más acostumbrados. Algunos hacen teatro y entonces les cuesta menos desenvolverse a la hora de recitar frente a un público que es muy distinto a simplemente leer. Además es algo muy propio y cuesta mucho animarse a decirlo, pero fuera de eso resulta una experiencia muy buena y siempre tiene muy buena repercusión”, indicó.
Lucía Pérez Campos es una de las impulsoras de estos encuentros de poesía en Posadas.
Al respecto manifestó que “nuestro objetivo principal en realidad sería, más allá de compartir los textos, rescatar la oralidad, transmitir lo escrito de manera recitada en los eventos. Primero generamos un editorial independiente con mi amigo Gerardo. Entonces me propuso sacar algo mío y surgió una presentación que se llamó ‘24 Perros’, que fue un evento donde justamente invité a veinticuatro personas para que leyeran sus textos. Eso gustó mucho a la gente y en ese mismo lugar nos preguntaron qué hacíamos el próximo miércoles. A la semana siguiente nació lo que se denominó ‘Poesía de Miércoles’. Fue en diciembre del 2013”, recordó.
En cuanto al surgimiento de más espacios en Posadas, indicó que en realidad “generamos nuestros propios lugares. Así las cosas se fueron dando y nos encontramos todos los miércoles. Ahora estamos de receso, ahí nos sentamos alrededor de la mesa, tenemos los libros o textos y los vamos leyendo de manera aleatoria y conocemos un poco la escritura de todos. El juntarnos e ir leyendo los textos en voz alta hace que desarrollemos más nuestra forma de escribir. Vamos descubriendo un estilo y al momento de socializarlo es como que sucede algo. También existe mucho respeto entre nosotros, porque somos muy diferentes en nuestros estilos”.
Luego explicó que “esto fue creciendo un montón. Hubo veces en que éramos cuatro personas, a veces no iba nadie. Después hubo días que van siete personas, o diez, pero digamos que es algo que se expandió bastante. Ahora somos unas cinco o seis personas las que integramos este núcleo de grupo que está abierto a integrar al que quiera. Cuando empezamos con esto no me esperaba tanta gente a la expectativa de que se genere un espacio así. Hay personas que se acercan y que escriben con todo tipo de estilos, no sólo jóvenes ni aquellos cercanos a nuestros círculos, sino también además de otras ciudades. Son muchos jóvenes, sobre todo varones aunque no sabemos por qué. Pensaba que habría más mujeres poetas”, dijo Pérez Campos.
Agregó que “más allá de leer, es transmitir una cosa que es muy íntima. El hecho de entregar lo vulnerable y exponer una parte interna de cada uno no es nada fácil, tiene un valor y sale de una manera muy sincera. Por otra parte es algo que se hace con mucho respeto porque tampoco nos ponemos a opinar sobre lo que escribe el resto porque es algo muy subjetivo”, concluyó.
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En otras latitudes
Desde Eldorado, la escritora Silvia Barberini comentó cómo es el panorama de la poesía en la Capital del Trabajo.
“Tenemos un movimiento desde hace más de diez años y ahora seguimos. Como suele pasar en todo grupo, este se agranda y a veces se achica. Quedamos seis o siete que seguimos cada uno en su impronta. Después de tantos años, cada uno desarrolla su propia escritura y a partir de eso nos encontramos para compartir lo que hacemos”.
Más allá de no seguir conformado cómo un grupo específico, aclaró que “mantenemos una relación interprovincial con la gente de Oberá y algunas personas de Posadas, sobre todo en la movida más joven. Estamos permanentemente conectados y tratando de aunar fuerzas a pesar de no tener bien definido el objetivo”.
Silvia especificó que en su círculo “existe una postura bastante independiente respecto a lo gubernamental o aquellas que quieren estar dentro de eventos a cambio de un nombre ‘gua’u’, como diríamos acá. Nosotros somos independientes, revoltosos, no queremos negociar nada con nadie, por eso nos abstenemos de algunos eventos. En la feria del libro de Oberá se participó de alguna forma, pero en la de Eldorado no porque compartimos y nos ponemos de acuerdo en algunas posturas políticas”.
Respecto a las lecturas en público explicó que, desde su perspectiva, “resulta todo un ejercicio, es un acting”. Y sobre la primera vez que lo hizo, recordó entre risas que “fue terrible”.
“En los encuentros que hacíamos en Eldorado venía gente de todo el país y compartíamos mucho con Aníbal de Grecia. Decíamos que era como si te clavasen cuchillos en la espalda, es tremenda la presión que sentís. Sucede que la poesía es algo muy íntimo y en privado uno se hace más la canchera, pero de repente estás ahí delante de todo el mundo”, recordó.
En cuanto a los cambios en la poesía en los últimos años, Barberini contó que “hubo un evento de poesía itinerante que pasó por Eldorado y ahí veía esa diferencia entre nosotros, que somos por ahí más veteranos, con los jóvenes. Veo que vienen con toda una impronta del rap y esto de poner el cuerpo al momento de recitar que nosotros no teníamos. Antes era sentarse a la antigua, con el micrófono y todos escuchando mientras vos intentás decir las palabras exactas para no pasar un papelón. Ellos vienen ahora un poco más sueltos, medio que bailan, recitan, suben y bajan su voz, tienen un ejercicio que es mucho más liberador e incluso más interesante para atraer al público a la poesía. Recuerdo que un compañero mío subió después de uno de estos jóvenes a leer y veía gente que se iba. Aunque no venimos de esa línea, son nuevas formas y está buenísimo que la poesía ahora pueda llegar aún más al público a través del ritmo”.