
Por efectos de la crisis económica, el consumo de carne vacuna, pollo, pescado y cerdo sufrió una fuerte recaída en los últimos meses, de acuerdo a lo que manifestaron diversos empresarios del rubro.
Los aumentos de precios en los productos y la pérdida general del poder adquisitivo de los consumidores provocaron una grave disminución de las ventas de carne en Posadas, que promedió un 50% en la comparación entre noviembre de 2018 y enero de este año.
Y es que juntarse con amigos a disfrutar de un asado, costumbre clásica de los argentinos, se aleja cada vez más de los ingresos de un asalariado y se convierte en un “lujo” para el que hay que pensar varias veces antes de decidir la compra.
La semana pasada se produjo un nuevo incremento en los precios que se trasladó a las góndolas, mientras los comerciantes adelantaron que “se esperan nuevas modificaciones en los costos para esta semana”.
PRIMERA EDICIÓN realizó un relevamiento por diferentes negocios que detallaron las crecientes complicaciones que atraviesan para vender sus mercaderías.
Así, desde el Mercado Concentrador de Posadas, uno de los epicentros más importantes para los consumidores que buscan precios accesibles en productos frescos, informaron que “las ventas del sector cárnico sufrieron importantes variaciones desde el mes de noviembre 2018”. Según el relevamiento, “en enero se vendió menos de la mitad de los kilos que se vendieron en noviembre del año pasado”.
Aducen que la cantidad de kilos vendidos se vio mermada por una importante caída en las ventas. No obstante, señalan que la recaudación, entre los meses de enero y febrero, se mantiene estable debido al incremento de precios.
En noviembre del año pasado se vendieron 65.668,680 kilogramos, generando una recaudación de 7.642.612 pesos. Mientras que en enero la cantidad de kilos bajó a 30.115,100 con un ingreso mensual de $3.236.057. Y durante la primera quincena de febrero se vendieron 23.238,39 kilogramos provocando una recaudación (hasta el momento) de $2.624.209.
Cabe aclarar que desde el Mercado Concentrador decidieron obviar los datos de diciembre al considerar que las fiestas de Navidad y Año Nuevo arrojan resultados excepcionales.
La costosa tradición del asado
El encargado de una carnicería ubicada sobre la avenida Corrientes remarcó que “antes se notaba una gran diferencia entre las ventas, ya que los fines de semana crecía muchísimo la demanda”.
Ahora, apreció, “esa diferencia no se nota tanto porque hay menos consumo. La gente ya no puede juntarse tan seguido a compartir un asado”, observó.
Además, destacó que las ventas durante lo que va del año “con respecto a meses anteriores, cayeron entre un 25% y 30%. Afortunadamente este local se mantiene con la clientela base que siempre vuelve. Para eso también tenemos que recurrir a las ofertas todo el tiempo”, aclaró.
Por otra parte, reconoció que “cada vez son más los clientes que pagan sus compras con tarjeta de crédito, como prueba notoria de que hay menos dinero efectivo en la calle”.
Asimismo, los carniceros que tienen sus locales en el mercado del barrio Villa Urquiza aseguraron que “la venta continúa cayendo desde el año pasado, pero se profundizó principalmente estos últimos meses”.
“La carne no aumentó tanto como las tarifas de los servicios, pero pasa ahora que los clientes necesitan pagar otras cosas antes de comprar carne en gran cantidad. El que antes compraba mucho, ahora lleva lo justo; y el que compraba lo justo, ahora compra con menos frecuencia”, indicaron.
Al mismo tiempo, manifestaron que “lo que más se vende es todo lo que sirva para hacer guiso o acompañar otras comidas”.
En la misma línea se expresó el propietario de la carnicería La Estancia, sobre la avenida Ituzaingó, quien contó que “la venta está parada como en todos lados. En todo el país la situación del sector está muy mal. Ahora, por la crisis, empezamos a vender carne más económica y tratamos de mantener las mercaderías a un buen precio, porque lo importante es lograr que los valores sean alcanzables para los clientes”, argumentó.
Reconoció que “lo que más se vende son los cortes de aguja, osobuco, falda, paleta y chuleta. Con eso se hace evidente la necesidad de la gente, que busca alimentarse bien con lo básico”, opinó.
Y consideró que “históricamente las carnicerías trabajan con la carne de ternera, que es la más cara, pero ahora quisimos ayudar también a la gente trayendo carne con precios más accesibles, porque la plata no alcanza para los productos más caros”.
Remarcó, a su vez, que “la carne que llega aumenta su precio todas las semanas, por ende el margen de ganancia se va achicando. Cada vez se pierde más, porque suben los costos de la luz, el alquiler, sueldos, e impuestos, mientras el margen se va achicando. Llega un punto en que nos sentimos asfixiados por todos lados”, protestó. Y sostuvo que “no se puede trasladar todo el aumento a los clientes porque dejan de comprar”.
Las ofertas económicas que pueden encontrarse en los comercios barriales determinan un precio al contado de $130 para el kilo de aguja, $130 el osobuco, $150 la falda y paleta, en tanto que los 2 kilos de molida especial y chuleta se venden a $300. Mientras que un supermercado céntrico ofrece el kilo de osobuco a $170, hígado $73, falda $199, paleta $227, aguja $227, paleta churrasco $228, carne molida $237, nalga $272, bifes $374, vacío $275, asado costilla $275, falda parrillera $231, chorizo parrillero $175, pollo entero por kilo $90, costilla y carré de cerdo $264.
Tratar de mantenerse a flote
Los empleados de una conocida pescadería de Posadas señalaron que “cayó muchísimo la demanda en los últimos meses. Tuvimos hasta un 45% de caída comparado a lo que se vendía anteriormente”, afirmaron. Señalaron también que el comercio “se vio forzado a subir los precios por el aumento de los costos y el incremento de los servicios en general”.
“Se está haciendo muy complicado mantener abierto el local, creció la preocupación porque no dan los balances y se siente cada vez más cerca la posibilidad que el negocio tenga que cerrar”, manifestaron. Hasta el momento, los precios se mantienen en $250 el kilo de surubí, pacú y dorado, en crudo. Mientras que los mismos productos cocidos ascienden a $350. Por su parte el kilo de sábalo cuesta $90 y la merluza $230.
Desde un local que se dedica a la venta de pollo reconocieron un fastidio ante “la decisión de los mayoristas de abrirse al menudeo, esto es, que empezaron a vender una gran cantidad de mercaderías a los consumidores finales. Hace un tiempo existía la obligación de presentar, al menos, constancia de monotributo para acceder a los precios mayoristas. Ahora venden a cualquier persona que se presente con dinero”, advirtieron.
Debido a esto, el comercio minorista sufre un importante desfasaje en la cantidad de clientes. “Estoy muy cerca de cerrar el negocio, la demanda cayó hasta un 70%”, dijo el propietario de una pollería.