
Todo ocurrió en un episodio violento en el que se consideró que el efectivo actuó dentro de sus funciones y en una reacción de defensa.
El juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Martín Brites firmó su decisión esta semana y desligó de la imputación por “homicidio en legítima defensa” al oficial de 33 años .
De acuerdo al fallo del magistrado, el uniformado actuó dentro del marco de procedimiento, habilitado por la ley, no sólo considerando lo dispuesto por el artículo 34 del Código Penal Argentino también regido por los parámetros (artículos 9 y 10) del protocolo de “Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley”, puesto en vigencia por la ONU en septiembre de 1990.
El sangriento episodio se registró minutos antes de las 21 frente a la comisaría Cuarta de Iguazú hasta donde una mujer corrió para pedir socorro porque su pareja, Ramón Martínez, estaba armado con un cuchillo tipo puñal y la había amenazado de muerte.
Detrás de ella, el violento llegó hasta la seccional a pie en el barrio Primero de Mayo y comenzó a insultar a quien se cruzara e intentara detenerlo.
Ante el dramático panorama se solicitó apoyo a la comisaría Tercera y hasta el lugar arribaron dos efectivos, uno de ellos el oficial sobreseído el miércoles.
Ramón Martínez buscó escapar, corrió casi 300 metros pero fue rodeado. Con el puñal en mano amenazó también a estos dos policías, uno de ellos, de 32 años, sufrió una estocada de arma blanca en la axila derecha en su intento por reducirlo y tras los primeros disparos intimidatorios del oficial, pero el irascible paraguayo decidió abalanzarse sobre el oficial para lastimarlo y sufrió los disparos en el tórax.
Más de veinte testigos y las pericias realizadas por Gendarmería Nacional, apuntalaron la defensa del imputado, que gatilló su pistola calibre nueve milímetros ante la contingencia de ser apuñalado por el desencajado agresor que se resistía a ser detenido.