Hay hábitos complejos que requieren auto-control, como orar y meditar, que necesitan un entrenamiento dirigido por la imaginación y la razón.
Con nuestros hábitos razonables tratamos de controlar nuestra vida, sentimientos y el universo, nutriéndonos siempre de las experiencias pasadas, de los conocimientos adquiridos del presente, para tener una nueva comprensión y significado.
Todo creador se basa en las experiencias pasadas, pero las reorienta hacia acciones futuras, generando nuevas líneas de conductas y posibilidades.
Los hábitos son un puente entre el pasado y el futuro, entre lo anterior viejo y lo posterior nuevo, que si se guían con amor podrán crecer y ser novedosos.
“En un zoológico en Denver-EEUU- recibieron un oso polar, quién estuvo tres años en una jaula donde sólo daba tres pasos de un lado a otro.
Finalmente lo colocaron en un nuevo y hermosísimo hábitat, con cascadas preciosas, una cueva grande, un lago enorme para nadar, pero durante las primeras semanas el oso continuaba dando tres pasos de un lado a otro, atascado mentalmente en su cárcel previa.
Muchas personas nos podemos endurecer por un mal hábito profundamente arraigado, viviendo esclavos, encarcelados, a veces sin saber que estamos atascados, como por ej. ser agresivo con familiares o el alcoholismo nocturno silencioso.
Cuando un hábito se vuelve inflexible, fanático, sin poderse erradicar, sin sitio para formar nuevos hábitos creativos, la totalidad de la vida llegará a un rápido deterioro.
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Dr. José Luis Bazán
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