Según el informe elaborado por el Departamento de Asuntos Políticos de las Naciones Unidas en el año 2017, los procesos de diálogo en los que participan mujeres tienen más implicancia, mayor apoyo y conducen a una paz más sostenible.
Las mujeres son quienes más consideran a la comunidad, su convivencia y alientan la participación de manera tal de encontrar salidas colectivas que propicien la convivencia en paz.
Ahora bien, siendo que lo que perseguimos es lograr una sociedad que conviva en paz, condición indispensable para ejercer cualquier otro de nuestros derechos y fortalecer la democracia para lograr una sociedad más justa e igualitaria, me pregunto entonces qué pasa con uno de los requisitos básicos que debe darse para que esto suceda: el de incluir y escuchar las diferentes perspectivas.
Me refiero a un enfoque que nos permita trabajar desde el convencimiento, que si bien existe una cantidad inaceptable de mujeres heridas por hombres, también nos encontramos con mujeres que hieren a los hombres.
Traigo esta reflexión porque parece que nos olvidamos que ambos, tanto hombres como mujeres necesitamos sanar nuestras heridas, y que, a los hombres también les duele cuando matan, acosan o lastiman a una mujer.
Los invito a superar el paradigma egoico Hombres vs. Mujeres y pensar en ser mejores seres humanos, como construcción de evolución, como posibilidad y oportunidad para todos.
Mucho se escucha la palabra empoderamiento, en mediación es una herramienta que se utiliza para que las partes fortalezcan su propia conciencia acerca de todo lo que pueden y son capaces, permitiéndoles asumir su parte para lograr una solución sustentable.
Empoderamiento implica entonces hacernos cargo de nuestra parte en el caos, para poner fin a este círculo de herir y culpar.
Entiendo necesario salir de este lugar de empoderamiento desde la frustración y el dolor, que sólo nos lleva a menospreciar y hablar de lo masculino con desprecio y falta de respeto. Intentar frenar la violencia con más violencia es como querer apagar el fuego con nafta.
Esta forma de actuar nos está llevando a jugar un juego que no queremos, seamos leales con nosotros mismos y nuestros límites. Hablesinceramente de lo que queremos. No demostremos el enojo, expliquémoslo. Expliquemos estos mensajes que no llegan a entender, enseñemos sobre nuestras propias necesidades.
Los desafíos se nos presentan a diario, sin duda todas tenemos hijos, hermanos, padres, parejas que quizás no entienden, a todas se nos presentan situaciones en las que nos planteamos cómo mirar desde un nuevo enfoque sin reforzar aquello que queremos superar.
Sólo honrando nuestras diferencias podremos tomarlas para ser todos mejores a partir de ellas.
Sostengámonos como hermanas siendo conscientes de nuestra relación con los hombres y unámonos en el amor.

Colabora
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
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