“Es más compleja la situación. Todavía no hablé con las decanas de Económicas ni de Humanidades y no se avanzó en el tema”, dijo a PRIMERA EDICIÓN la rectora de la Universidad Nacional de Misiones, Alicia Bohren, al ser consultada por la polémica y el reclamo que existe en torno al servicio del comedor en el Campus de Miguel Lanús.
Las complicaciones para registrarse y así acceder al servicio, habían suscitado un reclamo formal de parte del Frente Estudiantil de la Facultad de Humanidades a la rectora Alicia Bohren. Concretamente ese frente solicitó que la administración deje de estar en manos de la facultad de Económicas y quede bajo la coordinación de la Secretaría General de Asuntos Estudiantiles (SGAE).
Como alternativa, si no se daba lugar a esa posibilidad, se solicitó la construcción de un edificio con mayor capacidad, ya que el que funciona en la actualidad tiene cupo de hasta 300 personas sentadas, cuando la demanda se triplica.
“En la reunión mantenida con los decanos, el jueves 27, se comentó el tema, pero es una situación más compleja. Cada facultad tiene su autonomía y por ahora no veo que se pueda dar lugar a las sugerencias”.
Agregó Bohren: “Hoy lo administra exclusivamente la Facultad de Ciencias Económicas. No está previsto hacer cambios, ya que, por ejemplo, el personal que se desempeña en ese lugar depende de esa facultad. Habría que construir un espacio nuevo y charlarlo, pero por ahora a eso no lo vemos como una posibilidad”, insistió.
“No es cuestión de cupo”
Para Bohren, la demanda por los cupos es relativa. “En el comedor del centro se sirven 1.500 bandejas y no reportan mayores inconvenientes”, analizó al comparar con lo que se sirve en el Campus.
“Es una cuestión de organización y no tiene que ver con quién lo maneja. Hay que entender que ese fue el primer día y que superó la cantidad prevista”, puntualizó.
En Posadas, las becas de comedor ya superan las 2.700 bandejas, en Oberá son casi 600, en Eldorado llegan a 500. En otras localidades como San Vicente y San Pedro, donde hay actividades académicas de la universidad, como no se cuenta con espacio físico, se asigna una beca, en dinero, de alimentos para que los alumnos puedan comprarlos.
A fin del año pasado se registraron picos en la demanda del comedor central de hasta 1.800 bandejas.
“Evidentemente la situación económica está afectando a las familias, dado el aumento de todas las tarifas y los sueldos no están a la par de la inflación. De ahí que todos nuestros servicios de inclusión sean más requeridos”, analizó la rectora.
Otro atraso en las partidas
Pese a que el viernes 1 de marzo último se esperaba un pago de los fondos de funcionamiento de la UNaM, la situación es más o menos parecida a lo que ocurría el año pasado en igual fecha: los tres últimos meses del año pasado no se abonaron, así como tampoco los de este año y ya empieza a acumularse marzo que está en curso.
“Sabiendo las dificultades, nos hemos preparado con una forma de gestión y de austeridad para cumplir con los objetivos de las políticas de inclusión de la universidad”, entre las cuales se encuentran comedor y albergues, algo que para la gestión es “uno de los puntales de acceso a la educación superior pública”.