Pese a que en Brasil sigue avanzando la epidemia de la fiebre amarilla hacia el sur y ya llegó al Estado de Paraná, acercándose cada vez más a la frontera con Argentina, el virus aún no entró al país por Misiones o Corrientes.
Según precisó a PRIMERA EDICIÓN el director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, Jorge Abel Gutiérrez, ya son cuatro las personas afectadas con la fiebre amarilla en Paranaguá, una localidad muy cercana a la ciudad balnearia Caiobá, frecuentemente elegida por los misioneros. Los casos humanos se detectaron poco después de encontrarse a los monos carayá muertos, fulminados por el virus.
“Estamos muy atentos y en alerta, por el momento los casos se mantuvieron en la zona marítima, no se trasladaron hacia el centro. En Misiones seguimos vacunando contra la fiebre amarilla y nos está yendo muy bien, la gente entendió la importancia de estar vacunados y los puestos sanitarios en los cruces fronterizos tienen una gran demanda”, indicó.
“Hasta ahora no tenemos malas noticias”
Más que nunca, los ojos están puestos sobre los pocos monos carayá que habitan en los parques de Misiones y Corrientes. Es que, antes de llegar a los humanos, la fiebre amarilla circula en el ámbito selvático y ataca al mono carayá o aullador y fulmina poblaciones enteras de estos primates en pocos días.
Hasta el momento, no se encontraron monos muertos en Misiones. Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN la doctora en Ciencias Ecológicas, Ilaria Agostini, quien encabeza el equipo de control y monitoreo de la población de monos carayá en Misiones, tarea que realiza en el marco del proyecto “Carayá Rojo” del Centro de Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (Ceiba), con sede en Puerto Iguazú, con apoyo de la Secretaria de Ambiente, de Salud de la Nación y el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas Dr. Julio I. Maiztegui de Pergamino. Agostini trabaja además en el Instituto de Biología Subtropical (IBS), nodo Iguazú.
“En el Parque Piñalito estamos en contacto semanal con el guardaparque que nos mantiene informados si los escucha o los ve. Además, estamos realizando el monitoreo de los distintos grupos que sabemos que viven en los otros parques de Misiones, tanto en el sur como en el norte y la zona centro de la provincia. En este momento, me ocupo de monitorear la zona centro, donde habitan los carayá rojos y negros, y en Piñalito donde hay una población de monos más numerosa. La verdad es que no sabemos cuándo llegará el virus de la fiebre amarilla a Misiones, pero sí sabemos que el brote en Brasil va avanzando hacia el sur y hay posibilidades ciertas de que llegue a nuestro país. Por eso, es muy importante monitorear a los carayá porque es la manera de saber si está el virus o no. Por suerte, hasta ahora, no tenemos malas noticias, los monos siguen estando, tanto en Misiones como Corrientes.
Según confió Ilaria, en los últimos años hubo más avistajes de estos monos. “No sabemos si porque aumentó la población de estos primates o los biólogos tuvimos más presencia y los mismos guardaparques le prestan más atención ante el rol de centinelas que cumplen frente a la fiebre amarilla. No obstante, no hay una densidad poblacional alta de estos monos que casi se extinguieron luego del brote de fiebre amarilla de 2008”, detalló la científica.
Fondos, hasta mayo
Agostini es italiana y vino a Misiones hace ya 14 años para estudiar el comportamiento de los monos aulladores. Cuando ya había terminado su estudio regresó para tomar los últimos registros cuando, en 2008, encontró a todos los monos muertos. Fue ella quien dio la alarma a las autoridades sanitarias de la circulación de fiebre amarilla en esa oportunidad. Los parques quedaron sin los aulladores.
La científica hizo de Misiones su nuevo hogar y pasó muchos años buscando señales de estos primates. Finalmente, en 2014, después de siete años sin noticias, se registró el primer avistaje de carayá en Misiones luego del brote de fiebre amarilla.
Desde el año pasado, ante el riesgo de un nuevo brote de fiebre amarilla en el país, la Secretaría de Ambiente de la Nación financia el operativo de monitoreo de los carayá.
Según indicó Agostini, “estimamos que tenemos fondos para llegar a abril o mayo; pero de todos modos, en mi caso, seguiré manteniendo al día las notificaciones de los avistajes de los monos y, en caso de encontrar monos muertos, daré el alerta. Creo que, de todos modos, es posible que la nación continúe enviando fondos para el monitoreo”.
A su entender, “para sostener este monitoreo en un futuro, lo ideal sería armar una red de colaboradores integrada por los guardaparques y la gente del campo que siempre nos ofrecen información sobre los monos”.