Hace años que las mujeres en todo el mundo luchan por el reconocimiento de derechos, por la igualdad y en contra de la violencia de género.
En todos los ámbitos, algunas de ellas sientan precedente para dar lugar a otras y así sucesivamente. El deporte no es la excepción. Micaela Mieth, Carolina Rosciszewski y Paola Czerevin son ejemplo de ello. Tres mujeres que se ubicaron en espacios que tradicionalmente caminaron hombres y no están dispuestas a irse. Es el turno de ellas.

Micaela Mieth es navegante, los ojos y sentidos de su piloto en rally. Siempre estuvo metida en el mundo de los autos gracias a un abuelo mecánico y a un papá que la llevaba a todas las carreras de chica. “Siempre me gustó, de grande lo perdí un poco”.
Hasta hace dos años, cuando conoció a Martín Godoy, su novio y también su piloto. “Ahí empezó un poco más la pasión por los autos”, aseguró a EL DEPORTIVO.
Tal fue así que cuando reventó el motor del 147 con el que corría Martín en 2017, ella lo ayudó a armar el Senda en el que compiten hoy. “A veces eran las 4, 5 de la mañana, con mucho frío, y nosotros estábamos en el taller soldando”, recordó.
Durante las mañanas -y madrugadas – ayudaba con el auto, por la tarde iba a clases: estudia el profesorado en nivel primario. “Desde que empezamos a salir con Martín le preguntaba cuándo me iba a llevar como navegante”. La respuesta a su pregunta tardó, pero llegó.
En 2018 fue el debut y en esa carrera terminaron cuartos. La segunda fue en Tres Capones que “fue una carrera complicada. Tuve que empujar el auto y dos veces me caí”, recordó. Quizá ahí es donde ella encuentra la diferencia con los navegantes hombres.
“Lo complicado es cuando te toca cambiar una goma porque necesitás fuerza, pero te arreglás. La adrenalina que tengo yo en el momento de largar hace que no sea tan complicado”.
El ejemplo ocurrió el último sábado en el Rally Sudamericano que se corrió en Misiones. “Ayudando a Martín en el taller no podía poner las trabas al baúl y durante la carrera me tocó abrir y trabar sin problemas. Una saca fuerzas de donde no tiene”.
En abril se corre en Santa Rita, su pueblo natal, y Mica quiere correr en el lugar que la vio nacer. “Mientras no se me complique voy a volver a subir”. Le encanta sentir la piel de gallina cuando van camino a la carrera. Nació para eso.

Carolina Rosciszewski es más experimentada en la materia y le agrega un plus: es madre. Desde 2004 es navegante de su marido, Marcelo Alcaraz, pero este año se bajó del Rally Sudamericano porque le cedió su lugar a su marido como navegante de su hijo mayor, Bruno, que debutó en la categoría como piloto. “Más adelante seguiré yo con Bruno y lo bajamos al padre”, dijo entre risas.
Hace muchos años que Caro está ligada al rally. Su esposo es piloto desde hace tiempo y es hija y hermana de mecánicos de rally. Sabe de lo que habla.
“Siempre estuve vinculada, entonces cada vez que mi esposo se iba a hacer hoja de ruta, yo iba en la butaca de atrás. Comencé mirando, siempre acompañaba hasta que un buen día me tocó estar ahí y no me bajé más”. Bueno, se bajó las tres veces que quedó embarazada, de Bruno primero, de Jorgelina después y de Tomás por último. “Son los únicos motivos por los cuales me bajé del auto y en cuanto pude me volví a subir”.
Son tantas que Caro no tiene idea de cuántas carreras tiene en su haber. Pero claramente recuerda el subcampeonato a nivel provincial conseguido en 2015 y, a nivel nacional, el tercer puesto de 2014 y el subcampeonato en 2015 en el Campeonato de Navegación (CANAV).
“Tengo muchísimos podios, trofeos, primeros lugares de cada una de las carreras. Una vida transitando entre hierros, autos de carrera, cascos y ahora dejando el legado a los niños”.
Esos niños en los que, como madre, siempre pensó. “La adrenalina en el auto se triplica porque tengo tres niños que me esperan cuando vuelvo. Siempre corremos a conciencia con mi esposo porque si nos pasa algo nos pasa a los dos y tenemos tres hijitos. Muchas veces tuvimos posibilidades de ir mejor pero hay tres chicos que nos están esperando”.
Caro nunca sintió que la hayan tratado diferente por ser mujer, “lo único es que puede llegar pasar a es que hay 40 varones, dos chicas y un solo baño químico”, bromeó. “A veces bajas del auto, hace 42º afuera, tenés mojada tu camiseta, a tu buzo podrías sacarle agua si lo torcés pero no sentís calor porque estás en otra. Es único”. Para Caro, es su pasión.

Paola Czerevin tiene 24 años y camina las canchas de futsal hace tres. “Empecé por medio de amigas, para completar el equipo y jugar amistosos”. Hoy, de la cancha no la saca nadie.
Desde chica le llamó la atención el fútbol, pero ella era una de las que creía que era sólo para hombres. “No sabía del fútbol femenino”. Incluso en Gobernador Roca, su pueblo natal, se juntaban las chicas a jugar un picadito después de salir de la misa de los domingos.
“Yo no pensaba que eso podía estar en un torneo, allá nunca fue algo oficial y cuando vine acá conocí que había varios equipos, varias chicas, que habían jugadoras crack y me gustó y seguí”. Además encontró mucho más que deportes. “Es lindo porque aparte de ser un equipo se forma una familia de personas que no conocías y a quienes les gusta jugar como vos”.
Si bien nunca tuvo mala onda de parte de su propia familia, su mamá le preguntaba qué título daba el futsal porque ella había venido a Posadas a estudiar.
“Pero ahora sabe que me paso en la cancha entrenando”, dijo Paola que, para calma de mamá, no dejó para nada de lado el estudio. Es más, este año sumará a su carrera de profesorado en matemática la de periodismo deportivo.
“Me gusta mirar mucho los partidos de futsal femenino. Luz y Fuerza tiene muy buena táctica y cuando se enfrentan con el Brown da gusto mirar. También miro los partidos de chicos porque tienen más movilidad, rapidez y me gusta”. Pao se siente parte.