Este jueves debía comparecer ante el Tribunal Penal 2 de esta ciudad, acusado de matar a su pareja, Sonia Fayon (21), el 6 de abril de 2013. Sin embargo prefirió rehuir la exposición pública al entender que no tenía posibilidades de evitar una condena. Fue así que Marcelo Gustavo Castillo (33), aceptó un juicio abreviado al reconocerse culpable de matarla de un disparo en la cabeza.
A menos de 24 horas que comenzara la primera de las tres jornadas previstas para debatir el crimen en juicio oral y público, la defensa del imputado, a cargo de la doctora Liliam Teresita Inés Belloni y su contraparte, el fiscal Martín Alejandro Rau, presentaron un pedido de juicio abreviado ante los jueces del Tribunal.
Castillo terminó reconociendo haber sido el autor del crimen y la responsabilidad penal que le cabía. En este sentido, por la calificación con la que llegaba a juicio, de por sí la pena iba ser muy elevada. Además de haber asesinado a Sonia, entre los agravantes se iba tomar en cuenta que ella estaba cursando un embarazo de más de cinco meses. Con plena conciencia mató a su mujer y a su hijo por nacer.
El pedido de abreviación del juicio fue analizado por los doctores Antonio Gregorio Busse, César Antonio Yaya y Eduardo D’Orsaneo (en calidad de subrogante), quienes homologaron el acuerdo de las partes. De esa manera resolvieron sentenciar a Marcelo Gustavo Castillo, a la pena de prisión perpetua por el delito de “homicidio calificado por el vínculo”.
Purgará la pena impuesta en la Unidad Penal 3 de Eldorado, donde actualmente se encuentra alojado.
El pedido del padre de Sonia
Tal como publicó este Diario, Francisco Fayon, el padre de la víctima, había señalado que esperaba que la Justicia actuara “como corresponde”. “Porque él mató a su mujer y al bebé que llevaba en el vientre, fue un doble asesinato”.
Recordó que Castillo, quien entonces tenía 27 años, era una persona violenta con su hija. “Una vez él vino a mi casa, yo le hablé y le dije: ‘Si ustedes no se entienden, no quiero que la lastimes, traela, dejala acá y así quedaremos como amigos siempre’. Desde esa vez no vino nunca más. Cuando yo hablaba con mi hija era por teléfono o vía mensaje. Ella me decía, ‘papá te voy a cortar porque ahí está viniendo Marcelo’. Le tenía terror”.
El crimen
Aquel 6 de abril de 2013, aproximadamente a las 20, Castillo tomó un rifle de aire comprimido modificado y le disparó un proyectil calibre 22 en la cabeza a Sonia. Ella quedó tirada en el suelo de la casa que ocupaban en el predio de una olería, en Colonia Línea Cuchilla.
Intentó hacer pasar el crimen como un suicidio de su esposa. Inclusive se dirigió a pedir ayuda al dueño del lote para contarle de forma alterada lo que supuestamente había pasado.
Cuando llegaron las autoridades judiciales, Castillo se abalanzó sobre ellos de forma desconsolada, al punto de tener que ser contenido emocionalmente.
A las 22 llegó el padre de Sonia al lugar. Le dejaron estar un momento junto al cuerpo de su hija. Luego se dirigió a increpar a Castillo.
Él sabía muy bien que no se había quitado la vida. Sólo fue la concreción de un hecho que antes estuvo plagado de amenazas. Una de las últimas veces que la vieron con vida, ella dijo “si tengo que perder la vida por mis dos hijas lo voy a hacer”.
Cuando murió tenía un bebé en el vientre y dos hijas de cuatro y dos años.