En su afán recaudador el Gobierno nacional le quita chances de desarrollo a veinte miles de chicos misioneros que antes optaron por educarse en alguno de los 72 institutos con este sistema. Ni hablar de los cinco mil que decidieron sumarse en este año lectivo.
Pese al brutal ritmo inflacionario que padece la sociedad a merced de las improvisaciones que el Gobierno nacional llama “plan económico”, la administración cada vez más centralista decidió mantener los mismos presupuestos que el año pasado, cuando ya de por sí eran insuficientes para cubrir la demanda de los centro educativos técnicos de todo el país.
Misiones es única en su tipo y una economía regional en sí misma. El desarrollo de sus sistemas técnicos es vital para miles de chicos escolarizados que tienen resuelto (o por lo menos encaminado) en las escuelas con este sistema buena parte de su futuro.
Restar recursos a la educación atrasa aquí y en cualquier parte del mundo. No puede ser que por cumplir con pautas devenidas de préstamos tomados entre gallos y medianoche se ponga en peligro un sistema educativo específico.
Si en la práctica lo que subyace es el recorte a la educación, el concepto no puede formar parte de ningún discurso ni mucho menos de una invitación a “seguir por este camino”.
A estas alturas, cuando las cosas están bastante claras para la mayoría, sería más saludable para la población que las plataformas de campaña discriminen sin disfraces las intenciones. Si el proyecto es educar para crecer, o si el plan es simplemente recaudar para especular.