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Al incrementarse el número de alumnos en la EPET 51 del barrio 2000 Hectáreas, el comedor autogestionado del establecimiento solicita la ayuda de la comunidad para solventar los gastos. Es el segundo año que brindan el almuerzo a los estudiantes que viven en una zonal rural de Iguazú como una manera de contribuir para mantenerlos en las aulas.
“El año pasado vimos la necesidad de implementar un comedor solidario sustentado por los docentes y los padres de los alumnos gracias a la colaboración comunitaria. Esto surge debido a que las enormes distancias que tienen los alumnos entre la escuela y sus hogares para regresar al establecimiento para los talleres de contraturno de una formación técnica. Entonces decidimos que en lugar de que los chicos vayan y vuelvan, es preferible que se queden en la escuela para almorzar y continuar con las clases. De esta manera también pueden irse más temprano a sus casas”, explicó el profesor de la EPET 51 Loenel Benítez.
Trasladarse en esta zona no resulta nada fácil para los adolescentes. “Nos encontramos con situaciones con poco alumbrado público y rodeados por caminos de tierra, con poca disponibilidad de colectivos entre los barrios. Esta es una zona rural, son dos o tres kilómetros entre sus casas y la escuela, donde el mayor problema se da en el invierno porque oscurece pronto”, describió el docente.
Leonel Benítez además señaló que “en un principio, en el 2015, contábamos con 23 alumnos. Sin embargo, en estos momentos tenemos aproximadamente 200 alumnos distribuidos entre el primer y el cuarto año. Esta es una escuela joven que fue abriendo los cursos con el tiempo y se decidió a comenzar el comedor al tener una mayor carga horaria”.
Desde la EPET 51 buscaron la manera de sostener esta iniciativa beneficiosa para los jóvenes de la comunidad, ya que al ser una escuela secundaria no poseen con un presupuesto asignado para comedor.
“En su momento se daba también un desayuno pero con el aumento de los costos no pudo sostenerse. Luego comenzamos con la cantina con alimentos saludables como frutas y el dinero recaudado está destinado al comedor, así que no queda ningún tipo de ganancias, sino que se invierte en pagar los alimentos. Desde el año pasado buscamos conseguir medios para sustentar este proyecto y presentamos algunas notas a las autoridades provinciales pero hasta el momento no hubo respuestas favorables”, lamentó.
La respuesta de la comunidad
Ante el pedido de donaciones para el comedor solidario de la EPET 51, la respuesta de la comunidad sorprendió al equipo de docentes y padres.
“En lo que va del año se acercaron varias personas con su colaboración. Hasta el momento ya sumamos más de 200 kilogramos de alimentos no perecederos. Además, con el equipo docente donamos cerca de 50 kilos de carne y una asociación nos donará lo recaudado en los carnavales”, indicó Leonel Benítez.
En búsqueda de un edificio propio
En sus pocos años de vida, la EPET 51 aún busca contar con las herramientas adecuadas para la formación de los alumnos de Iguazú. “Todavía no poseemos un edificio propio y compartimos un terreno con la primaria que se encuentra al lado, la Escuela 862”, detalló Leonel Benítez.
Este docente recordó que “antes funcionábamos en las famosas escuelas rancho, con paredes precarias y techos con chapas dañadas. El año pasado una tormenta afectó ese espacio y se empezó todo un movimiento para mejorar la infraestructura. En sí, ahora tenemos los salones pero no se cuenta aún con un edificio propio y con las condiciones necesarias para la modalidad de cursada que tenemos. En ese sentido, los pedidos para un edificación propia siguen sin repuesta”.
En cuanto a los primeros pasos de la EPET 51, Benítez contó: “Gracias a la directora de la escuela primaria de al lado, ya fallecida, se logró el proyecto que dio origen a esta secundaria. Con el tiempo se dejó dividido el espacio para la escuela primaria y el que corresponde a nuestro establecimiento. Ahora lo que aún estamos compartiendo, en medio de un contexto precario, es la luz y el agua que nos pasa la primaria”.