Este lunes, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA presentó el nuevo informe “Enfoque de Pobreza Multidimensional basado en derechos” que mide las carencias no monetarias, es decir alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medioambiente, educación, empleo y seguridad social. El mismo sostiene que la pobreza multidimensional urbana pasó del 26,6 al 31,3% de la población entre 2017 y 2018.
En este marco, el programa Primera Plana, que se emite por la 89.3 FM Santa María de las Misiones, charló con el padre Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas Diocesana, quien dijo que estos son “datos que generan dolor e inquietud. Los números no dejan de ser números, pueden ser cifras un poco frías pero detrás de esos números hay gente, niños, abuelos y esos rostros que hay que ponerle a los números; esos rostros son los que duelen y creo que nos cuestionan como sociedad, como país y como provincia”.
“Basta recorrer un poquito las periferias de nuestros centros urbanos y ver la cantidad de gente que vive en situaciones muy inhumanas. Cada vez que hay un problema meteorológico en nuestra zona vemos al día siguiente un problema enorme, inundaciones, techos que vuelan hay una precariedad en vivienda muy grande“, agregó el sacerdote.
Además, y el informe de la UCA lo manifiesta, todo “se ha ido complicando, el gran problema es (la falta de) acceso al alimento. Es realmente escandaloso que la Argentina como país productor de alimentos en gran escala tenga gente con serios problemas de posibilidad de alimentarse bien”.
Barros también sostuvo que la situación es “muy dura” y espera que “quienes realmente tienen la posibilidad de ir cambiando esta situación, que implica políticas que realmente generen educación y trabajo” -pilares para salir de la pobreza- lo hagan. Y cuando habló de educación se refirió a “inclusión educativa real, que ningún chico quede fuera del sistema educativo y que tenga una educación que lo califique para después acceder al mundo laboral”. Mundo que necesitará de la “generación de puestos de trabajo genuino, porque más allá de esa pobreza estructural que venimos acarreando desde hace muchísimos años, ese núcleo duro de pobreza, hoy hay una cantidad de nuevos pobres que era gente asalariada. Gente que tenía su sueldito pero fue perdiendo su trabajo o fue quedando desempleada o subempleada. Gente que ni siquiera tiene acceso a changas -por decirlo de alguna manera-. Esa clase media que sobrevivía mínimanente con dignidad, hoy -desgraciadamente- la tenemos aumentando el número de pobreza en el país, así que la verdad… es un cuadro muy doloroso“.
Diferencia
Al ser consultado acerca de qué diferencia nota entre la realidad de hace algunos años con la actual, Barros sostuvo que “lo que se va palpando últimamente es la urgencia del tema alimentos” y afirmó que aunque es un tema que siempre estuvo, ahora “se ha incrementado la necesidad de que muchas familias sean ayudadas con cosas muy básicas de alimentos lo cual es insólito. Por ejemplo la leche, que se ha transformado casi en un elemento de lujo para una familia. Antes, mal que mal, la gente se las rebuscaba y en ninguna casa faltaba la comida y hoy ya no es así”.
Finalmente, además de recalcar las dificultades alimentarias que enfrenta un número cada vez más grande de la población, el sacerdote agregó que la dificultad para acceder a viviendas dignas es otro de los “grandes problemas. La falta de una vivienda digna con acceso a los servicios básicos de agua y luz” genera que “en muchos lugares se vayan formando asentamientos nuevos con toda la precariedad que eso significa todos colgados de la luz, de una casita pasándole a otra la luz. Sin acceso a agua potable y segura” lo que implica “problemas a futuro en salud, especialmente para los más débiles, los niños, los ancianos. Estamos viendo mucho eso” y así “se va complejizando mucho la situación de la pobreza”.