La falta de recursos económicos, principalmente argentinos que se vieron relegados por la crisis que atraviesa nuestro país, han ido postergando una necesidad que ayer volvió a quedar en evidencia.
Si bien el servicio de balsa hace todo lo posible para agilizar el transporte, si tuviéramos un puente entre ambas orillas del río Uruguay, el tráfico internacional de mercaderías podría darle una vida mucho mayor a las localidades que tanto necesitan trabajo y movimiento económico para que sus habitantes sigan adelante.
Hasta resulta inhumano para los trabajadores del volante pasar dos o tres días varados sin las condiciones de infraestructura y sanitarias correctas para la espera.
Ahora, la concreción del puente depende de Brasil, que mostró interés en financiar al menos el inicio de la construcción del puente. Entre los estudios de factibilidad, San Javier-Porto Xavier fue la localización elegida por sobre Alba Posse- Porto Mauá. Sin embargo, la burocracia y la ausencia de una decisión política mucho más firme de ambas naciones, han retrasado mucho más este largo anhelo.
“El Gobierno Federal brasileño todavía sigue manteniendo el compromiso de avanzar en la construcción del puente internacional San Javier – Porto Xavier con los fondos que ellos poseen”, sólo hace falta “ver de qué manera más adelante se hacen como obras complementarias lo que le corresponde a la Argentina”, declaró ayer el intendente de San Javier Enio Lemes ante el desborde de camiones en la playa municipal con capacidad para 170 unidades.
Misiones merece tener un nuevo vínculo físico, esta vez con Brasil en el Alto Uruguay. Redundará en beneficio de todos.