La pérdida del poder adquisitivo, que se fue acentuando en estos últimos años, obligó a los consumidores a adoptar nuevos hábitos de compra.
Las segundas, terceras y hasta cuartas marcas fueron reflotando en esta época de crisis, ya que sus precios se ajustan, de alguna manera, al bolsillo de la gente.
Sin embargo, con la idea de perder la menor cantidad de clientes, las empresas buscaron opciones para sostener las ventas, y una solución fue achicar los paquetes de los artículos. Es así que la versión de kilo pasó a la de 500 y hasta de 400 gramos. En el caso de la gaseosa, la de litro pasó a 750 centímetros cúbicos (cm3), después a los 400 y hasta los 375 o 350. Según datos nacionales, los envases más chicos pueden costar hasta casi un 60% más caro que su equivalente en tamaño grande.
En los últimos años, la inflación fue en crecimiento y esto fue machacando el bolsillo del trabajador. Tal es así que, desde marzo de 2018 hasta el mes pasado los índices marcaron un 53,8%. Incluso, el mes pasado la inflación fue de 4% y en el año ya se acumula un 11%, según detallan los datos del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), organismo que depende de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).
Esto derivó en constantes incrementos en los precios de los artículos de todos los rubros, siendo los más afectados los consumidores y los mercados de barrios, que vieron reducir sus ventas de forma drástica.
Por esta razón, los almacenes se vieron obligados a buscar nuevas estrategias de ventas y una elegida es la opción de los productos sueltos. La Cooperativa de Almaceneros de Posadas es una de las que ofrece mercadería de este tipo y, al respecto, su presidente, Ismael Ortigoza, manifestó que “soy uno de los que siempre dice que no se debe llevar paquetes chicos, porque sale más caro”.
Entre los productos que comercializa de forma fraccionada se encuentran los de primera necesidad; como ser el arroz, el fideo, la harina y la yerba. “Los clientes sen van conformes, porque son productos de calidad, pero que terminan saliendo más barato”, señaló el comerciante a PRIMERA EDICIÓN. Agregó que “hay que esmerarse y encontrar la forma de salir adelante, tanto el comerciante como los clientes”.
Días atrás el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, había manifestado en medios nacionales que el precio elevado de los paquetes más chicos es un perjuicio para las familias, ya que genera la sensación de gastar menos pero, “en realidad están pagando más por litro o kilo”.
En este sentido, había expuesto que “en un período de crisis, el consumidor no evalúa la diferencia de precios por kilo, sino que compra lo que puede con el dinero que tiene disponible”.
Ortigoza, en tanto, expuso ejemplos de cuánto se ahorran los clientes al comprar productos sueltos. Detalló que el kilo de harina en paquete de fábrica se consigue a $25, pero la suelta cuesta $22 y, en el caso del almidón el envasado vale cerca de $70 y el suelto a $36.
En tanto, para dar cuenta de la diferencia entre los envases chicos y los grandes se puede deslizar que en los comercios de los barrios se consigue el medio kilo de arroz de segunda marca a $28 y el kilo $48. Por lo tanto, comprar dos paquetes de 500 gramos da un total de $56, lo que significa $8 de diferencia. El mismo artículo, pero de primera marca vale $35 el medio kilo y $55 el kilo. Esto indica que la adquisición de dos envases chicos suma $70 y la diferencia es de $15.
Similar situación se observa en el precio de las gaseosas, ya que una botella de 375 cm3 de primera marca vale $25 y la de 1,5 litros se consigue a $85. En este caso la diferencia es de $15.
Otro ejemplo es el papel higiénico, ya que un rollo se consigue a $18 y un paquete de seis unidades puede costar unos $80, lo cual muestra una diferencia de $28.
En este sentido, Ortigoza consideró que “esos pesos de diferencia es plata que la gente puede usar en otras compras. La idea siempre es tener precios bajos para mantener las ventas y que los vecinos estén contentos también”.
Y, a la vez, remarcó que “vemos que ahora vienen compradores de todos los barrios, eso pasa porque se pusieron a buscar precios y analizar antes de hacer las compras. Todos se rebuscan a raíz de la crisis que hay”.
Por su parte, una comerciante del barrio Laurel contó que “por ahora estoy comprando más paquetes chicos porque es lo que la gente elige acá en la zona”. Agregó: “Los vecinos compran eso para salir del apuro, porque muchos hacen sus compras del mes en los mayoristas; entonces los que somos más chicos tenemos que ver la manera de seguir vendiendo, sino vamos a desaparecer” Indicó también que “las ventas se redujeron en un gran porcentaje en los comercios de barrios”.
En lo que refiere a la comercialización en el interior de la provincia, el presidente de la Cámara de Comercio de Eldorado, Carlos Dieterle, comentó a este Diario que “la economía por ahora está estable, se nota que las dos primeras semanas del mes arranca bien, pero después las siguientes hay una baja muy importante, que hasta incluso puede llegar a un 50 por ciento de merma en las actividades”.
Subrayó que “marzo quizás fue diferente porque arrancaron las clases, entonces hubo más movimiento”.
En cuanto a la divisa estadounidense que desde hace varios días se mantiene en un valor elevado, sentenció que “la gente tiene una psicosis con el dólar, porque acá nadie de las pequeñas o medianas empresas (PyME) tiene mucha plata para hacer un movimiento de mercado, esto solo le sirve al que exporta”.
Reconoció que el problema que se presenta en la región es que “en Buenos Aires aumenta algún artículo 5 por ciento, pero cuando llega a Misiones la diferencia es del 15 por ciento debido al flete, el peaje y otros ítems”.
En consecuencia, subrayó que “por el momento muchos están aguantando, pero ya no se tiene tanta espalda para eso, estamos dando manotazos de ahogado”.