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Para Dora Galbán (67) la semana comenzaba como siempre, con la misma rutina en su vivienda del barrio Hidrelco, en la zona de San Isidro de esta capital. Tras levantarse a las 4 de ayer y compartir unos mates con su marido, el hombre salió a realizar el reparto de alimentos a distintos kioscos posadeños y ella quedó junto a una empleada que le ayuda en el cuidado de su hijo de 39 años, quien padece problemas de salud.
Con lágrimas en los ojos y pausando el diálogo, porque los llantos eran inevitables al recordar lo sucedido, Dora recibió en su casa a PRIMERA EDICIÓN y contó cómo fue que le robaron 300 mil pesos, los ahorros de casi toda una vida de trabajar en la venta de chipas.
“Acá va a correr sangre”
“Estaban preparados. Esperaron a que mi marido saliera a hacer el reparto para entrar por la puerta de adelante. Eran cuatro, tres de ellos ingresaron a mi casa con sus rostros cubiertos con pasamontañas y portando revólveres, el restante los esperaba afuera en un vehículo que no logré ver”, resumió Galbán.
Según ella, “sólo uno de ellos hablaba, fue el que nos obligó a sentarnos y, sin dejar de apuntarnos, nos dijo ‘acá, si no me dan el dinero, si no entregan todo, va a correr sangre, estamos drogados y dispuestos a todo’”. Otro de los ladrones corrió las cortinas para que nadie viera nada desde afuera, enfrente hay una escuela y hay mucho movimiento.
“Agarraron a mi hijo adoptivo, que está enfermo y ni puede hablar, y lo tiraron al piso; Mari, que tiene 59 años, se desmayó y a mí me pegaron en los brazos. El que parecía ser el jefe me puso el revólver en la cabeza y me dijo que era la última oportunidad para que les diga donde estaba la plata. Me decía que vinieron desde Corrientes para llevarse el dinero, que tenían información precisa que mis ahorros estaban en mi casa”, agregó.
Ese hombre “hablaba con acento correntino, aunque a mí me parecía que era todo mentira. Siguió con los maltratos, yo estoy recién operada de los ojos, aún no me sacaron los puntos, sufro de la presión y amenazaban con matarnos… Finalmente les dije dónde estaba la caja fuerte”, contó Dora.
“Vinieron con herramientas”
Un dato que refuerza aún más la hipótesis de los investigadores policiales de que la banda que perpetró el violento asalto a la familia de gastronómicos tenía datos precisos e información de la existencia del dinero y la caja fuerte es que Dora afirmó que “me pareció raro que cuando les dije que la caja fuerte estaba detrás de un espejo, empotrada en la pared, sacaron herramientas de un bolso y comenzaron a romper la pared. Antes de irse, los dos que sacaron la caja fuerte (de pequeñas dimensiones), me pidieron agua fría porque estaban cansados. El otro nunca dejó de apuntarme. Se fueron caminando, como si nada y con sus pasamontañas hasta el vehículo y escaparon. Desde la escuela que está enfrente muchos testigos los vieron y aportaron datos a la Policía”.
Dora agregó entre llantos que “eran los ahorros de toda mi vida, de trabajar cincuenta años vendiendo chipa en la terminal vieja (avenidas Uruguay y Mitre de Posadas), un total de 300 mil pesos. Estoy devastada… soy jubilada, estoy recién operada de la vista y mi marido del corazón. Somos trabajadores, nadie sabía de la existencia del dinero”.
“Cuando la agarró del cuello, ella se desmayó”
Los delincuentes que ingresaron a la vivienda de Dora Galbán actuaron con mucha violencia. La empleada del lugar incluso se hallaba hasta anoche en estado de shock. “Cuando el tipo armado la agarró del cuello, ella se desmayó. Y no se preocuparon, la dejaron tirada”, relató la dueña de casa.
“Nosotros creemos que algo pueden tener que ver dos extraños que vinieron a nuestra casa el domingo a la mañana a preguntar si queríamos vender nuestros dos vehículos, un Toyota y un utilitario Saveiro que es en el que mi marido hace los repartos de sandwiches, chipas y otros alimentos. Lo raro es que jamás tuvimos la intención de vender, ¿por qué irían a preguntar? En cuanto a cámaras, creemos que la Policía revisa las de comercios de la zona y la del 911 ubicada a pocas cuadras”, apuntó.
Los investigadores buscaban un Chevrolet Corsa gris, con vidrios polarizados, que según testigos fue el auto que utilizó la banda.