Las respuestas de la autopsia no fueron suficientes, al menos hasta ayer, para definir si la muerte de una joven tarefera de 22 años en la colonia Arroyo Blanco de esta localidad correspondió a un suicidio o a una víctima de un ataque femicida, de alguien que la sujetó con fuerza y la ahorcó con una pañuelo o chalina blanca durante la madrugada del sábado.
Alejandra Valeria Báez fue hallada sin vida dentro de su precaria vivienda a poco más de tres kilómetros del casco urbano de Garuhapé y, hasta la siesta de ayer, sus familiares no pudieron velarla y despedirla porque la labor forense sufrió demoras que no fueron aclaradas y que se espera que esta mañana, ante el juez de Instrucción de Puerto Rico, el subrogante Osvaldo Rubén Lunge, el informe pormenorizado del forense Carlos Ledesma corra o despeje las dudas que se centran en la sospecha de un femicidio o que la joven tomó la drástica decisión de quitarse la vida ahorcándose.
A la par de la polémica y con la rigurosidad de la investigación, el caso es investigado como homicidio, pero al menos hasta anoche, no habían motivos válidos para ordenar la detención del exnovio de Báez ni de ningún otro allegado.
De los tres escritos que fueron hallados en la vivienda donde vivía con su hija de 6 años, se intentará determinar si corresponden a su puño y letra. Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN adelantaron que en este punto no habría duda de que quien lo escribió no lo hizo bajo amenaza o uso de la fuerza, porque el trazo no sería tembloroso.
En el cuaderno hallado sobre una mesa, se lee que la joven atravesaba un cuadro depresivo por haber perdido un embarazo de pocas semanas, que desembocó en una crisis con un vecino de 19 años, con quien mantuvo una relación sentimental de tres meses.
Este muchacho, empleado en una conocida fábrica de cerámicos de Puerto Rico, dialogó con este Diario y aseguró: “Éramos novios, hasta la semana pasada estuvimos juntos, nos queríamos mucho y ahora me acusa la familia que yo la maté a Valeria, y yo ni me acerqué a ella el viernes ni antes porque estábamos ya separados o peleados, pero en buenos términos porque la pérdida del embarazo la puso mal y depresiva”.
El exnovio fue la primera persona que los efectivos de la Unidad Regional IV llevaron hasta la comisaría de Garuhapé a declarar. “Ya conté todo lo que sé y ahora espero que me citen del juzgado, no tengo problemas”.
Ester Báez por su parte, madre de Alejandra Valeria, remarcó que “ella trabajaba mucho y cuidaba a su hija, tenía intenciones de volver a Buenos Aires, pero al parecer el novio era muy celoso, no la dejaba tener celular y la culpaba de haber perdido el embarazo, que tomó algún líquido con yuyos para abortar, y ella ya había pasado por una situación similar, trabaja en la tarefa como todos nosotros y haciendo algún mal esfuerzo pudo haber perdido el bebé”.
Para esta mujer, la muerte de su hija tiene las mismas dudas que manifestaron sus familiares: “Estaba con un pañuelo en el cuello, tendida boca arriba y con los brazos abiertos. Tenía dos moretones, uno en cada brazo a la altura de los codos, parecía que la habían tomado con fuerza. Tampoco hay tirante o elemento fijo para que se haya atado y ahorcado. Y lo que más sospecha me da es el tiempo que se tardó, hasta ayer (por el lunes) para hacer la autopsia y hoy recién nos trajeron el cuerpo todo hinchado que tuvimos que pedir un cajón más grande para poder enterrarla ya sin velatorio, sin nada”.
Además sostuvo que de la vivienda de su hija, lindante con la suya en Arroyo Blanco, desaparecieron sus ahorros: “Ella tenía una cartera donde ponía la plata que ganaba de tarefear y con la que estaba construyendo una casa más grande y toda de material (mampostería) calculamos que más o menos 35 mil o 40 mil pesos le robaron”.
Los ocho hermanos restantes de Alejandra Valeria ayer rodeaban a su madre, no ocultaban su bronca pero tampoco denotaban o instaban a reaccionar con la familia de la expareja de la víctima.
Esperan que, tal como se lo adelantó la Policía y los voceros judiciales, con el informe pormenorizado de la necropsia se pueda aclarar qué sucedió y se despejen toda la incertidumbre y en caso de tratarse de un nuevo caso de femicidio en Misiones, podría ser el quinto en menos de cuatro meses.