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Los pozos, de poco más de un metro de profundidad y más de un metro cuadrado de perímetro, quedaron peligrosamente abiertos, no hay carteles señalizadores y, más allá del montículo de tierra a los lados -que con el tiempo también fue desapareciendo-, nada advierte del hueco existente.
Las excavaciones están en pleno casco urbano de la ciudad, lugar de mucho tránsito, frente a un sanatorio y obra social, a una cuadra del Oberá Tenis Club (OTC) y en cercanías de la Escuela 304.
“No sólo es un peligro, es una vergüenza. Mi padre (adulto mayor) hace sus caminatas diarias y tenemos mucho miedo de que en cualquier momento, él u otra persona caiga en algunos de los pozos. Podría pasar una fatalidad”, manifestó a PRIMERA EDICIÓN una de las vecinas damnificadas.
Los reclamos pertinentes se hicieron ante todas las entidades que los ciudadanos piensan que podrían tener alguna relación: “Ya pregunté en la CELO (Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá) y me dijeron que no hicieron ellos; pregunté en la Municipalidad y tampoco; quedaría la telefónica. El tema es que nadie se hace cargo y la Comuna debería darnos respuestas. Tenemos mucha bronca, porque hasta que no caiga alguien y se rompa la pierna, que sería lo menos grave, seguro nadie solucionará el tema”, lamentó la vecina.