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Los alumnos pertenecientes a escuelas públicas de gestión privada son, por lo general, quienes en mayor número durante los últimos años pese a los avatares de la economía, siguen realizando los viajes en séptimo grado o quinto año. PRIMERA EDICIÓN realizó diferentes consultas sobre cómo están abordando la temática en cuanto a las autorizaciones y participación los colegios, y la principal conclusión es que en séptimo grado se realiza bajo la modalidad de “viaje de estudios”, acompañados por docentes y los de quinto son “viaje de egresados”, por cuenta propia de los alumnos.
“Fue cambiando en los últimos años y ya no viajan más los cursos enteros de quinto año, principalmente por una cuestión económica. No todos pueden pagar un viaje muy costoso, más si se tiene en cuenta que por lo general el alumno quiere participar en la Estudiantina y que tendrá la recepción. Entonces eso a los padres le genera erogaciones muy altas en ese último año del secundario que muchos no pueden afrontar y cada uno opta, por priorizar una cosa o la otra”, respondió Marta, docente y directiva de uno de los principales colegios de la capital provincial.
Además, recalcó que “la normativa es clara y los colegios no pueden hacerse responsables de un grupito de alumnos que van a viajar solos o con chicos de otros establecimientos. Sí podría considerarse un viaje de estudio si hay un acercamiento, en este caso de los padres, que planteen la intención de organizarse bajo el paraguas de la escuela, cumpliendo una serie de requisitos, y donde principalmente haya un compromiso de trabajar en conjunto para ajustarse a lo establecido por el Consejo General de Educación de la Provincia”.
La directiva apuntó que “la forma en que están viajando actualmente en quinto año es mediante un contrato entre los padres y la empresa que ellos elijan, nosotros no tenemos nada que ver. Todas las reuniones y promociones de las empresas deben realizarse fuera del establecimiento. Sí le permitimos a los chicos efectuar determinadas actividades para reunir fondos para su recepción, por ejemplo, pero siempre deben estar acompañados por los padres y algún docente o directivo”.
Por otro lado, en el caso de los séptimos grados, el panorama es opuesto a los viajes de quinto año, porque los colegios los avalan, siempre acompañados por docentes.
“Es diferente con los chicos de séptimo porque las empresas que ofrecen los viajes a Carlos Paz (Córdoba) en Posadas no son muchas y tienen un sistema de promoción que permite que los docentes constaten la calidad de los servicios antes de firmar el contrato”, destacó María, perteneciente a otra de las escuelas más antiguas de la capital provincial.
Luego dijo que “se acompaña a los padres y alumnos en todo el proceso, se pueden hacer ventas de locros, empanadas, pastelitos, distintas actividades en el mismo colegio para recaudar los fondos que ayuden a pagar los viajes, porque el objetivo es que pueda viajar todo el grado y en gran medida eso se consigue. Son viaje de estudio porque de diferentes maneras se va volcando en trabajos que se realizan durante el año y relacionado a eso”.