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Anayeli Dino de 17 años nunca creyó en los que le decían que no podía. Jamás bajó los brazos, incluso cuando se sintió “afuera del mundo”, como reconoce ahora. Sin embargo, ese infierno de exclusión y discriminación es parte del pasado. Ayer, la obereña partió a Resistencia junto a otros doce atletas adaptados, donde representará a Misiones en el V Open Internacional de la modalidad. Todo un orgullo.
“Participar es muy lindo, sentís que tu discapacidad no te impide hacer nada. Muchos me dijeron que no podía correr, pero acá estoy”, le dijo ayer Anayeli a EL DEPORTIVO, desde el Paseo La Terminal de Posadas, donde la delegación partió cerca de las 14 hacia un nuevo desafío.
“Había gente que me decía que no podía correr. Como tenía una discapacidad, en la escuela siempre me dejaban afuera, no podía participar ni en las clases de Educación Física, ni con la pelota ni nada, pero gracias a una profesora pude dedicarme a esto. Yo siempre me sentía afuera del mundo, porque no me dejaban practicar ningún deporte”, recuerda Ana, quien sufre parálisis cerebral, sobre aquellos tristes tiempos, afortunadamente lejanos.
Historias como las de Anayeli se repiten una y otra vez dentro del colectivo que espera por partir hacia la capital chaqueña. El V Open Internacional de Atletismo Adaptado comienza hoy y finaliza el domingo, se desarrollará en el Polideportivo Jaime Zapata y reúne a los mejores atletas de la modalidad, tanto de Argentina como de Paraguay, Brasil y Chile, entre otros países. Es una de las competencias más esperadas del calendario.
“A él le gusta mucho el deporte. Me dijo que va a traer medallas de Chaco… y ya trajo varias de otros torneos. Cuando lo veo correr, siento orgullo”, dice Gladys, con lágrimas en los ojos. Al lado, Martín, el protagonista, no le suelta la mano. “Es el primer torneo internacional al que voy. Estoy tranquilo. Voy a participar en 100 metros y salto en largo”, asegura el atleta del barrio Santa Helena de Garupá, quien sufre una discapacidad motora.
El deporte le cambió la vida a los chicos. Es como una liberación. Por eso muchos coinciden, a la hora de explicar qué sienten cuando compiten, que vuelan. “Es una adrenalina inexplicable, algo increíble, no hay palabras”, argumenta Yonatan Espíndola, de Jardín América, quien participará en 100 metros, jabalina y lanzamiento de bala, todo en silla de ruedas.
Una parálisis cerebral afectó la capacidad motora de Yonatan, pero no sus ganas de seguir adelante. “El deporte cambió mi vida. Ya fui a varios nacionales y compito desde que tenía 10 años. No me arrepiento ni loco”, dice, con una sonrisa, el joven de 26 años.
La cita en Resistencia tampoco será una más para Mahira Bergallo, integrante de la selección argentina desde hace dos años, quien buscará en Chaco una nueva marca que le permita estar en los Sudamericanos de Perú, a disputarse en agosto.
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“Voy a competir en 100 metros llanos y lanzamiento de bala”, explicó la obereña, quien sufre parálisis cerebral. “El Sudamericano empieza el 21 de agosto, un día antes que mi cumpleaños, tengo la marca para ir, pero ahora dependerá de los cupos que haya”, agregó Mahira, quien desde hace dos años forma parte de la Selección Argentina. Eso le permitió, por ejemplo, disputar los Panamericanos de Brasil, en Sao Paulo, el año pasado.
“Cuando empecé a correr, veía a mis compañeros con la camiseta de la selección argentina y yo quería tener esa remera. Es un sueño hecho realidad, representar a tu país es muy lindo”, asegura la adolescente de 17 años, quien tampoco sabe explicar en palabras lo que siente cuando corre: “Es un montón de cosas, alegría, nervios, adrenalina. Terminás de correr y querés empezar de vuelta”, se sonríe.
“Para mí es un placer, me llena ver cómo se superan día a día, el entusiasmo, la garra. Ellos son los que más atentos están a sus propios compañeros, se atienden, se ayudan, cargan los bolsos, se movilizan siempre juntos. Vamos siempre para adelante, felices, nunca para atrás”, relató Nahuel Lamas, el profe de Jardín América, casi como una filosofía de vida.
Los chicos se acomodan, cada uno en su butaca, muchos de ellos con ayuda de los profes o de sus propios compañeros. Y el colectivo emprende viaje hacia Resistencia. “Todo se puede, aunque la gente diga que no, se puede. Depende uno mismo”, se despide Anayeli, la del principio, quien competirá en 100 metros llanos, 200 metros llanos y lanzamiento de bala en silla de rueda. Y cómo no darle la razón.