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Entre lágrimas y sollozando, el hermano de la víctima miró al acusado y dijo: “Con todo el dolor de mi corazón lo perdono, porque si no es así, Dios no me va a perdonar, además de esta manera creo que me va a hacer un lugar en el Cielo”.
De alguna manera, esta frase fue un presagio de lo que sería el fallo del Tribunal Penal 1 de Oberá contra un imputado por homicidio, más precisamente Mariano Williams (34), quien estuvo preso 786 días tras admitir el crimen de un hombre a machetazos, hasta que finalmente ayer salió en libertad.
La historia de la causa, de ribetes trágicos y que se ventiló durante dos jornadas de debate, comenzó durante la lluviosa tarde del sábado 8 de abril de 2017.
Ese día, dos hermanos, Mariano y Raimundo Williams, tuvieron un confuso enfrentamiento con los hermanos Miguel y Horacio Silveira (32). Fue en una calle terrada de Colonia El Saltito, a unos 50 kilómetros del casco urbano de 25 de Mayo. La peor parte se la llevó Horacio Silveira, quien murió tras recibir un profundo corte en el cuello.
En la trifulca también terminó herido Miguel Silveira, quien ayer declaró en el juicio y no pudo afirmar con certeza cuál de los hermanos Williams agredió mortalmente a su hermano.
Argumentó que fueron atacados en forma “sorpresiva” y que todo “fue tan explosivo y rápido, en medio de la oscuridad y las luces del auto que encandilaban, que no pudo ver quien cortó a su hermano y mucho menos quien lo lesionó a él en la cabeza”.
Esta versión es muy distante a la que contaron otros testigos. Por ello, el Tribunal y la fiscalía no le creyeron.
“Le cerró el camino a la moto”
La semana pasada, al comenzar el juicio, los hermanos Williams contaron que el problema con los Silveira surgió porque Horacio le reclamaba a Mariano una supuesta deuda por tabaco.
Agregaron que, debido a que éstos no querían dejarle mover la moto a Mariano, en un bar de la zona, Raimundo fue en su propia moto a buscar un policía a un destacamento. Al no encontrar al efectivo y cuando regresaba, según coincidieron en su relato, Miguel -que guiaba un Fiat Uno Rojo- le cerró el camino a la moto, haciéndola derrapar. En esas circunstancias Mariano salió en defensa de su hermano, según relataron, y fue allí que se produjo el altercado.
“Yo me ataje y no vi si le corté”, dijo el imputado respecto a la herida mortal que recibió Horacio Silveira. Además de él, según quedó demostrado en el juicio, nadie vio el momento exacto de la agresión mortal. Y hubo dos testigos que estaban a unos 150 o 200 metros, en una parada de colectivos, que tampoco observaron cuando eso ocurrió, pero sí vieron que el auto le cerró el camino a la moto de Raimundo.
Esta acción fue rotundamente negada ayer por quien era el conductor del auto, Miguel: “Paramos a orinar y de repente fuimos atacados, cuando me di vuelta mi hermano me dijo ‘me cortaron feo’. Vi a los Williams, pero no sé quien de ellos lastimó a mi hermano y mucho menos al que me macheteó en la cabeza”, aseguró.
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“Murió en mis manos”
Miguel Ángel Silveira, hermano de la víctima, recordó que aquel sábado “almorzamos juntos con mi hermano y mi familia y salimos a levantar pedidos para venta de pescado. Pasamos por dos bares, pero ofrecíamos pescado y nada más, no vimos a los Williams. Tampoco hablamos con ellos. Desconozco si mi hermano tenía algún negocio con Mariano”.
“Luego de pasar por el último de los bares en la colonia, paramos a orinar, yo iba manejando y mi hermano del lado del acompañante, y de repente fuimos atacados. No pude ver quién macheteó a mi hermano y tampoco quien me hizo un corte en la cabeza, pero sí puedo decir que eran los Williams”, aseguró.
Agregó que “llovía y las luces del auto estaban prendidas, apenas pude escuchar un sonido similar a una moto, por eso creo que llegaron hasta nosotros en ese tipo de vehículo”.
“Hice lo que pude, cuando mi hermano me dijo ‘me cortaron feo’, lo llevé hasta la casa de un vecino y desde allí en otro auto lo trasladaron al hospital. No pude salvarlo, se murió en mis manos. Si yo hubiera tenido un arma, no sé lo que hubiera hecho, capaz no estaba ahora hablando frente al Tribunal”, apuntó.
Cabe recordar que el mismo imputado relató al inicio del debate que, tras ingresar al bar de la zona, los Silveira no le dejaron llevar su moto, que estaba estacionada, entonces le avisó a su hermano Raimundo, que vive cerca -a unos 50 metros- que vaya a la Policía a denunciar. En eso, agregó, persiguieron al motociclista con el auto (un Fiat Uno de color rojo) y le cerraron el camino.
Luego Mariano afirmó que uno de los Silveira, Miguel, le agarró del cuello a su hermano, que quedó atrapado entre un barranco y el auto, y entonces intervino en su defensa.
Seguidamente dijo que Horacio lo atacó con una cuchilla o hierro, sin poder ver claramente qué era porque ya estaba oscuro y encandilaban las luces del auto.
“Me atajé con mi machete y no pude ver si le corté o no, la verdad es que luego de eso ellos subieron al auto y se fueron, yo regresé a la casa de mi hermano”, expresó el imputado tal como se publicó la semana pasada. Todo esto difiere del relato de ayer de Miguel, quien negó haber interceptado la moto y mucho menos haber estado armado.
Alegatos
Durante los alegatos, y al igual que la defensa del acusado, a cargo de la defensora oficial María Graciela Abdolatif, la fiscalía representada por María Estela Salguero solicitó que al imputado se le otorgue el beneficio de la duda (in dubio pro reo), en razón de que no pudo quedar acreditado con certeza cómo se dieron los hechos que terminaron con la vida de la víctima, pese a que hubo numerosos testimonios.
Ante el pedido del Ministerio Público fiscal, el Tribunal Penal 1, encabezado por el juez Francisco Aguirre y secundado por José Pablo Rivero y Jorge Erasmo Villalba, resolvió “absolver al imputado de los delitos de homicidio simple y lesiones por haber obrado en exceso en legítima defensa, propia y de terceros. Ordenando su inmediata libertad”.