Es sábado por la noche y la fecha del Campeonato Misionero de Mountain Bike acaba de terminar. Esta vez, la costanera de Posadas fue el escenario escogido para desandar la pasión. Tras algunos minutos de espera, desde la carpa instalada por la organización comienzan a leer la lista de ganadores. Dos nombres vuelven a repetirse: Nicolás Valdéz (30) fue el vencedor en Caballeros Elite; Agustina Quirós (27) ganó en Damas Elite.
Ambos son apostoleños y campeones en la categoría más importante del Mountain misionero. Pero hay algo más que los une: son novios desde hace poco más de cinco años, cuando los reencontró la pasión por la bicicleta, el mismo sentimiento que habían conocido juntos cuando eran apenas niños.
EL DEPORTIVO entrevistó a la pareja para saber cómo es vivir de a dos una pasión y, además, lograr el éxito en una disciplina que crece todos los años y en la que son protagonistas plenos a nivel provincial.

Desde chiquitos
Si es cierta aquella leyenda oriental que dice que el destino de los enamorados se debe a un hilo rojo que los une más allá de los caminos a los que los lleva el destino, la fibra que conecta a Nico y Agustina no es que se haya estirado demasiado.
Los dos se conocieron aún de niños en el Club Ciclista de Apóstoles, de donde son oriundos, entre pedaleada y pedaleada. “Había una escuelita que juntaba a todos los chicos de Apóstoles. El que tenía una bici, iba ahí. Y así nos íbamos conociendo con todos los chicos y nuestras familias. Se hacían viajes y otras actividades”, recuerda Nico, quien por aquel entonces tenía 9 años. Agustina tenía 6.
Los años pasaron, los chicos crecieron y cada uno siguió su camino. Agustina estudió y se recibió de licenciada en Nutrición. Nico hizo lo propio y luego abrió el taller “Nico Bici”. Ella nunca dejó la actividad. Él nunca dejó de pedalear, aunque abandonó la competencia por algunos meses.
Se cruzaban siempre. Y en esas coincidencias, ambos supieron ver algo más que un saludo.
“Después de la facultad, de tener cada uno sus actividades, en un momento yo decido comprarme una bici y volver a competir. Ella seguía compitiendo. Y bueno, un día intercambiámos teléfonos por redes sociales, empezamos a escribirnos, nos invitamos a pedalear juntos y bueno, nos pusimos a recordar viejas anécdotas, esos viajes de chicos. Y terminamos enamorados”, resume Nicolás, con una sonrisa, tras develar cómo fue la técnica para el amor. No había secretos: tenía que ser la bicicleta.
Junto con la pareja, renacieron también las ganas de competir y superarse. En poco tiempo, Agustina y Nicolás se transformaron en referentes: son múltiples campeones provinciales y de los pocos ciclistas de la categoría Elite en Misiones. Incluso mantienen el sueño nacional: sin ir más lejos, por estas horas permanecen concentrados en Catamarca, donde hace algunas semanas compitieron en la segunda fecha del Abierto Argentino. Allí Agustina fue quinta y Nico terminó 15º, detrás de ciclistas de jerarquía internacional.
“A nivel nacional, nosotros corremos en la modalidad XCO, es decir, Cross Country, que es la única que tiene proyección olímpica. Es muy técnico, con un circuito en sendero, con subidas, bajadas, obstáculos artificiales o naturales. Es la modalidad que nos gusta y que practicamos desde chiquitos”, aclara Agustina.
¿Cuál es el objetivo de la pareja? Tras la segunda fecha del Abierto Argentino, esperan en Catamarca por la tercera, a correrse el próximo finde en Termas de Río Hondo, Santiago del Estero. Esas pruebas otorgan puntos para el ranking mundial de la Unión Ciclista Internacional (UCI), lista en la que al final del ciclo olímpico se definen los clasificados a los JJOO.
“Yo estoy en la posición 245”, aclara Agustina. “Yo ando por el mil ciento y algo”, confiesa Nicolás. Ambos números son verdaderos logros para los dos ciclistas misioneros, quienes por cuestiones económicas no pueden participar en todas las pruebas. “Eso no nos permite subir mucho en el ranking mundial”, dice Nico, quien admite que el sueño olímpico es difícil, pero no imposible.
El amor entre ambos se potencia también con el amor que los dos sienten por el ciclismo. ¿Pero es fácil convivir también con las responsabilidades y exigencias de prepararse para el alto nivel? Nico toma la posta.
“Cuando nos pusimos de novios, dijimos que podíamos empezar a entrenar más de en serio para estar entre los mejores del país. Y hoy los dos somos categoría Elite, y todos los años vamos mejorando los resultados. Juntos pudimos correr Sudamericanos, Panamericanos, el Campeonato Argentino y todas las fechas que podemos del Abierto”, admite Nicolás, quien agrega que, como pareja, apuntan “siempre a seguir mejorando”.
Claro que, para lograr ese equilibrio, hay un soporte mutuo: “nos apoyamos muchísimo entre los dos, porque practicar un deporte a este nivel requiere de muchos sacrificios, de acostarse temprano, de cumplir con las actividades y los entrenamientos al otro día. Y todo eso está ya como ‘cocinado’ en la pareja, porque no tenemos problemas con eso, en ese sentido nos complementamos bien”, dice Nico.
Sin dudas, la pasión en común es una ventaja, algo sin lo que hoy ninguno podría subsistir. “No me imagino estar con alguien que no ame el ciclismo como yo, es una forma de vida, algo que nos une muchísimo. Nos complementamos muchísimo, él me ayudó mucho en el crecimiento de mi personalidad arriba de la bici, en los entrenamientos, en las carreras. Él es mi mecánico, el que me mantiene la bici, así que está en todas, tanto abajo como arriba de la bici. Sin dudas, es algo que nos ayudó mucho a ambos, porque no cualquiera aguanta el ritmo que llevamos nosotros, tanto en los entrenamientos como en los viajes”, reflexiona Agustina.
Sólo queda por preguntarles a ambos qué es el ciclismo en sus vidas. “Para mí, es compañía con ella, y un desafío personal de poder demostrarme todos los días que puedo un poco más”, cierra Nicolás. “Yo lo tomo como una forma de vida. Desde que tengo uso de razón estoy arriba de una bici y ya no podría cambiarlo por nada. Ojalá pueda seguir por muchos años más. Es un estilo de vida que no cambio por nada”, finaliza Agustina. Para ambos, el ciclismo lo es todo. Y mucho más. Al final de cuentas, no es otra cosa que el punto que los une. El hilo que los conecta.
Un entrenador más que particular
Sobre el final de la entrevista, Nico no se olvidó de agradecer a su entrenador “de toda la vida”. Recién entonces quedó claro que el profe no es otro que su suegro, el papá de Agustina. Se trata de una familia a puro ciclismo.
“¿Entrenar con el suegro? Sí, todo súper bien”, se ríe Nicolás, quien entonces cuenta que Jorge Quirós ya lo entrenaba incluso antes de salir con Agus.
Se impone otra pregunta. ¿Cuál fue la reacción del entrenador ante la noticia de que Nico era más que el deportista a entrenar? “Mirá, yo supe que cuando se enteró se puso muy contento, porque él es ciclista desde siempre y muchos años corrió en Mountain Bike, pista y todo. Se puso muy contento y supe que estaba todo en orden, además porque siempre hubo mucho respeto. La verdad que esa situación es muy linda”, cerró Nico con una sonrisa.