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El año 1978 fue un año bisagra. No sólo para la escuela Instituto de Enseñanza Agropecuaria (IEA) 1 de este municipio, sino para la comunidad toda que asistía, desde hacía un tiempo, al éxodo masivo de sus pobladores.
El cierre de la empresa tabacalera Nobleza Piccardo, que motorizaba la economía local, le daba la estocada final a una comuna que podía hacer poco y nada aún desde la producción agrícola y a las familias que dependían de los ingresos de la fábrica.
Con una matrícula de tan sólo cinco alumnos para el ingreso al primer año, el camino se abría en dos: cerrar la escuela secundaria o salir a buscar estudiantes casa por casa en cada poblado de los alrededores.
El exrector y uno de los fundadores de la escuela secundaria de Bonpland, el ingeniero José Medina, levanta la mirada y recorre las instalaciones con la vista, mientras vuelven a él algunos recuerdos. La sonrisa es de satisfacción. Sabe que el hecho de haber elegido lo segundo, salvó al pueblo.
“Salimos a las colonias con la gente del INTA y fue ahí cuando inauguramos las residencias porque era la posibilidad para impedir que cierren la escuela. El pueblo, en ese momento se fundía”, comenzó su relato.
Había dos opciones, o traer más chicos o cerraba la escuela. El pueblo en ese momento se fundía”.
En la actualidad, la matrícula llega a cerca de 300 alumnos, de los cuáles 90 son residentes (viven en la escuela de lunes a viernes).
Múltiples vicisitudes
Medina, correntino de nacimiento, llegó a la tierra colorada para dar clases a los alumnos que pasaban a cuarto año, para seguir la especialidad en agronomía agropecuaria, porque hasta tercero habían tenido el ciclo básico común.
“En esa época no había profesor en Ciencias Agrarias”, rememoró.
Con la dictadura militar, el municipio quedó sin intendente y la administración quedó en Leandro N. Alem.
“Lo único que mantuvo al pueblo fue el IEA, que en aquellos años todavía era un bachillerato. No había Municipalidad ni Correos. No había nada. La escuela mantuvo al pueblo en aquellos años”, indicó el ingeniero.
Con la vuelta de la democracia en 1983 empezó a crecer nuevamente, aunque de forma escalonada. Otra etapa importante fue en 1991, cuando se avanzó con la nueva Ley de Educación y el estímulo a las escuelas técnicas.
No nos fue fácil todo lo que vivimos en la escuela. Tuvimos momentos malos y otros muy buenos”, sentenció Medina.
Los desafíos entre lo nuevo y lo viejo
Con todas las transformaciones a las que asistió, tanto la comunidad como la escuela han logrado, en cualquier caso, saber estar preparados para los cambios, con un circuito de adaptación bastante aceitado.
Sin embargo, los desafíos siempre están, entre ellos el avance de las nuevas tecnologías, la robótica y el cambio climático, por nombrar algunas.
De ahí que los alumnos y docentes se están capacitando en las dos primeras y también sostiene el funcionamiento de una estación meteorológica experimental, que les proporciona información vital para la protección de la producción en las fincas.
En una recorrida por algunos de los sitios históricos de Bonpland, PRIMERA EDICIÓN visitó la vieja fábrica, cuyo edificio se está queriendo recuperar; el primer pozo de agua público; la vieja iglesia; y la obra del nueva casa municipal. Para el ingeniero y exrector y fundador de la escuela son elementos de máximo orgullo.
“Avasallamiento”
Recientemente, contó Medina, se vieron envueltos en un complicado inconveniente del tipo legal, ya que, sin ningún tipo de permiso, desde el Concejo Deliberante se había autorizado el desmonte de un área de 30 metros por 200 metros para instalar postes del alumbrado rural.
Siempre nuestras luchas han sido en beneficio de la escuela, pero en esta ocasión, las acciones nos perjudicaron. Por suerte logramos parar el avasallamiento”, explicó Medina.
Momentos antes de ir al acto central preparado para el homenaje, el hombre reflexionó: “Cuando llegué aquí y dejaron la escuela a cargo fue porque decían ‘qué va a hacer este correntino acá’ y pensaban que con el rector, que también era correntino, íbamos a destruir la escuela. Bueno, acá estamos”, suspiró con satisfacción.