El sueño olímpico está presente en la ilusión de cualquier deportista de alto rendimiento. No se trata siquiera de una medalla -bienvenida sea, claro- sino “apenas” de ser parte de la mayor fiesta del deporte mundial con los colores de la bandera que amaste desde chico.
El objetivo no es fácil. Y la misionera Paula Quirós lo sabe. Pero los desafíos están para superarlos, como las montañas para remontarlas. Es que la posadeña -nació en la Capital, pese a que siempre vivió en Apóstoles- es por estas horas una de las tres mejores argentinas en el ranking femenino de la Unión de Ciclismo Internacional (UCI) en lo que respecta a mountain bike. Y Tokio 2020 aparece como algo palpable. Si el sueño se hace realidad, además, Misiones tendría una atleta en los Juegos Olímpicos después de varios años.
Sobre sus inicios, su preparación y el día a día de una deportista que aspira a lo más alto, entre otras cosas, es que EL DEPORTIVO habló con Paula, quien tuvo algunas horas de descanso en Misiones antes de continuar con la dura temporada de entrenamientos. “Voy a pelear hasta el último minuto para estar en Tokio 2020”, confió. Dudas no quedan.
¿Cómo empezaste con el ciclismo?
Mi primera carrera fue a los 6 años. Jorge, mi papá, es ciclista de toda la vida. Un día me llevó a ver si quería correr. Largué y no tenía ni idea de lo que era. Fue en Apóstoles y corrí con todos los varones, que eran mis compañeros de colegio. Y llegué primera. Ahí mi papá se reentusiasmó. Mi bici no tenía ni cambios, así que de a poquito empezó a arreglarla y ponerle todo. Él nunca me exigió ni nada y yo creo que esa fue la clave para que me guste.
¿Y cómo comenzaste a tomarlo en serio?
De a poquito me empecé a meter en la pista. Primero hacía pista, porque seguía los pasos de mi papá. Después entré en el MTB. Y el compromiso llegó ya de más grande, en 2001, tenía 12 o 13 años y surgió la posibilidad de viajar al primer nacional, en Bariloche. Fueron como tres días de viaje. Corrí allá y ese mismo año, en Olavarría. Y bueno, empecé a ir y a ganar carreras, hasta que en 2002 salí campeona nacional en la categoría Damas Menores.
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Y ese fue el salto…
Desde ahí, fueron varios años que salí campeona nacional, incluso después ya en Juveniles, que también pude ganar el título. Eso permitió que me convoquen para la Selección Argentina juvenil. Y bueno, empezó a darse otro roce.
¿Y cuál fue tu primer mundial?
Fue en 2005, al Mundial Juvenil de Italia. Fue el primer viaje largo y una experiencia increíble, porque no había ido ni a un Panamericano ni nada. Fue muy loco. Y el nivel con el que me encontré, increíble. Las chicas en Juveniles andaban más fuerte que los hombres de Elite acá, muchísima diferencia. Terminé a mitad del pelotón y tuve la suerte que no me rebajen, porque en esas carreras internacionales, si el primero te saca más del 80% del circuito, te bajan.
Comenzaron los viajes…
Sí, ese año fui al Panamericano de Mountain en México, donde salí cuarta, demasiado bien. Y ya en 2006 fue mi segundo Panamericano en Camboriú, Brasil, donde salí campeona en Juveniles. Eso fue una sorpresa, no me lo esperaba, había pinchado en la carrera. Después en 2010 fui al Mundial Sub-23 en Canadá. En total fui a tres mundiales.
Ahora estás corriendo para el Gili Team de Mendoza, ¿cómo hacés con los entrenamientos?
Sí, con Ignacio Gili comencé en 2016, la base está en Mendoza y en enero hace una concentración a la que asisto hace dos años. Comienza ese mes y me quedo allá hasta abril o junio. En 2017, por ejemplo, estuve la mitad del año allá y fue una experiencia muy buena, porque era ir a todas las carreras nacionales. Después, el resto del año nos manejamos con entrenamientos planificados: él se maneja con planillas de Excel que te envía cada dos semanas y yo, por esa vía, le voy devolviendo lo que voy haciendo.
¿Es distinto a lo que estabas acostumbrada antes?
Sí, cuando empecé con él, trabajaba y entrenaba. Mi nivel estaba muy por debajo de lo que está ahora. Yo estudié y me recibí de arquitecta, entonces tuve que dejar cuatro años para poder terminar la facultad. Y me costó un año retomar el hábito del entrenamiento, pero él me ordenó y crecí un montón. El entrenamiento es súper exigente y es que, como mi sueño es llegar a los Juegos Olímpicos, hace dos años me dijo que mi preparación tenía que ser acorde. Ahí entendí que ser olímpica no es solamente ir a los JJOO, sino que se trata de una forma de vida.
A un año de Tokio 2020 ¿cómo estás para cumplir ese sueño?
Si es por el nivel, las tres que tenemos posibilidades estamos parejas. Una carrera gana una, otra gana la otra. Y estamos así. Si es por eso, las posibilidades están, el tema pasa por la clasificación…
¿Y cómo se clasifica?
Bien, todavía no cerró el ciclo olímpico. El ranking cierra en mayo del año que viene y ahí recién se ve cuantas plazas tiene cada país para los Juegos Olímpicos. Yo estoy entre las tres mejores del país. Y el tema es así: ese ranking de la UCI es por país y el país tiene que estar dentro de los 21 primeros para ir a Tokio. En nuestro caso, el del ranking femenino, Argentina está décima. Entonces, el primer y segundo país tienen tres plazas para los Juegos; del segundo al séptimo, tienen dos plazas cada país; y de ahí hasta el puesto 21, una sola plaza por país. Nosotras estamos ahí de conseguir dos plazas, lo que sería ideal. Y somos tres, entonces es el entrenador de la Selección Argentina quien decide qué atleta ocupa esas plazas.
¿Estás en la Selección ahora?
No no, sucede que es diferente a lo que muchos pueden creer. La Selección Argentina se arma para cada carrera, no es un plantel fijo. Por ejemplo, ahora para los Juegos Panamericanos de Lima tenemos dos plazas y una de ellas ya está definida, es para la jujeña Agustina Passa. La otra, la estamos peleando entre Sofía Gómez Villafañe, que es del Sur y vive en Estados Unidos, y yo. De las tres, primera en puntos está Agustina, después vengo yo y me sigue Sofía.
Es decir que la chance de estar en Lima sigue vigente…
La chance está viva, mucho depende de cómo me vaya en el Campeonato Argentino que se corre en Termas de Río Hondo, donde voy a buscar el título que se me viene negando desde hace varios años, porque salí segunda o tercera, siempre en el podio, pero no puedo ganar.
¿Cómo es un día en la vida de un atleta de este nivel?
Mucho depende de lo que uno quiera. Mi sueño es ser olímpica, entonces me levantó entre las 6.30 y las 7, desayuno y tres días a la semana tengo gimnasio y bici en un solo turno, entonces lunes, miércoles y viernes voy al gimnasio y hago trabajos específicos para luego hacer la transferencia a la hora de pedalear. Apenas termino, salgo a pedalear para completar esa transferencia. Esos días salgo a las 9 del gimnasio y alrededor de las 10 me voy con la bici a la ruta. Llego a mi casa, almuerzo y sí o sí tengo que acostarme, aunque no duerma, al menos una hora, para recuperar. A las 16 meriendo y tengo otro turno de bici, seguido de media hora de elongación. Los fines de semana suelo salir más temprano porque son los días que tengo más horas de bici. O los martes y jueves, que aprovecho a salir con los chicos de Apóstoles, entonces me acomodo a sus horarios y vamos más lejos. Y bueno, lo ideal es cenar a eso de las 19 y a las 21 ya estar acostada para dormir. Puede parecerlo, pero para mí no es un esfuerzo, es lo que yo elegí y me encanta.
¿Cuántos kilómetros podés llegar a pedalear en una semana?
Depende, hay semanas que son más cargadas y otras más tranquilas. Ahora que estoy con gimnasio, se quitan un poco de horas de bici, pero en la semana más cargada podemos llegar a hacer 600 kilómetros, alrededor de 30 horas semanales. Esta semana, por ejemplo, estuvimos haciendo entre 250 o 300. Y en enero pasado, en Mendoza, era pedalear unas cuatro o cinco horas por día, y eso suma kilómetros. Los que hacen ciclismo en pista pueden llegar a pedalear hasta mil kilómetros por semana.
Todo sea por estar en Tokio…
Sí, ojalá que logremos clasificar. Yo ya estoy en mi madurez, a partir de los 30 años recién el deportista empieza a madurar. Y bueno, qué decir, me encantaría ir, si no es en estos Juegos Olímpicos, será en los próximos, pero no pienso morirme sin ir, sin hacer el esfuerzo, sin intentar hasta el final.
¿Qué es para vos el Mountain Bike?
Para mí, en este momento, es mi vida. No tengo la posibilidad de vivir de mi deporte, pero sí de vivir para mi deporte. Creo que soy de las pocas privilegiadas que viven para hacer lo que le gusta. Si bien yo amo mi carrera, porque me encanta la arquitectura y algún día me gustaría poder trabajar de eso, no quiero postergar para más adelante esta posibilidad. Era algo pendiente dedicarme al cien por cien y ver hasta dónde puedo llegar. Mi sueño es estar en los Juegos Olímpicos y voy a pelear hasta el año que viene, hasta el último minuto, para lograrlo.