Lucas Suárez (24) no lo dudó siquiera un segundo. Como árbitro, convive desde siempre con la agresión verbal. Pero cuando confirmó que los insultos gambeteaban su figura y golpeaban de lleno a los chicos, entendió que era tiempo de frenar. El episodio sucedió el último domingo en la cancha de Huracán, en Posadas, y no tardó en replicarse por todo el país. El fútbol otra vez volvió a mancharse.
No me arrepiento para nada, frené el partido para cuidar a los más chicos. Toda esa presión de afuera estaba provocando que jugaran más fuerte dentro de la cancha. Y lo que más me molestó fue que insultaran a los chicos, me dio mucho dolor, mucha bronca”, contó a EL DEPORTIVO el juez que se animó a parar el juego en pos de los más pequeños. Ese accionar le valió el reconocimiento de colegas y, lo dicho, recorrió el país, aunque su nombre no había trascendido hasta ahora más que en el ámbito de la Liga Posadeña.
Lucas recibió a este Diario en su casa del complejo habitacional A-4, en el sur de Posadas, barrio donde podrán faltar muchas cosas pero sobra dignidad, como el propio Suárez lo demostró hace exactamente una semana, cuando dirigía el partido entre Huracán y Guaraní, por la categoría 2006. Los chicos de 13 años se enfrentaban por una nueva fecha de las inferiores de la liga capitalina.
“Acababa de empezar el segundo tiempo y Huracán ganaba 2-0. Desde mi punto de vista, dominaba el partido. El primero en escuchar algo fue uno de mis asistentes, Alejandro Cabrera. En una jugada que se paró el juego, me llamó y me dijo: ‘Lucas, fijate que atrás mío, en la tribuna, allá arriba, hay un padre de Guaraní que le está gritando al hijo agresivamente”, cuenta Lucas sobre lo sucedido. “¡Corré! ¡Y si no querés jugar, salí nomás!”, eran las palabras que había escuchado el lineman.
Lo primero que hizo Lucas fue advertir a los entrenadores de ambos equipos. “Me molestó eso que me dijo Alejandro, entonces los advertí y les dije que, si escuchaba una palabra así más, paraba el partido”, recuerda Suárez. No sirvió de mucho.
A los pocos minutos, cuando promediaban 10 minutos del complemento, otra vez. “Y ahí escuche a la gente de Huracán que decía ‘metele, dale, rompele, pegale’, en el marco de una jugada dividida. Y todo eso causó un tumulto entre los chicos. Vino una jugada dividida y empezaron a empujarse, como si fueran jugadores de Primera. Y ahí la gente de Guaraní les siguió a los de Huracán con los insultos y todo eso”, reconstruye el árbitro.
Suárez, Cabrera y el otro asistente se pararon en el medio y comenzaron a atender lo que sucedía entre los players. “Si tenía que echarlos, debía expulsar a ocho jugadores de cada equipo. Por todo eso es que decidí suspender el juego. Me acerqué a los técnicos y les dije que, por culpa de los padres, teníamos que suspender. Los dos estuvieron de acuerdo. El de Huracán hasta se dio vuelta y aplaudió de manera irónica mirando a los padres”, rememoró Lucas. La decisión obligó, además, a la suspensión de la fecha, que se reprogramó para este finde (ver suple DE PRIMERA JUNIORS).
La realidad de lo sucedido duele a propios y ajenos. El mensaje de no más violencia en el fútbol está lejos de ser realidad y, mucho menos, si los afectados son chicos de 13 años.
Una cosa es que me agredan a mí, nosotros ya estamos acostumbrados a que pase eso, pero no a los chicos, por eso decidí cortar por lo sano. Tenemos el apoyo del Departamento de Fútbol Infantil de la Liga. Gritaban cosas como ‘pateale a ese seco’ o ‘esperale a la vuelta’. La verdad que no entiendo, no sé si hay algo más lindo que hacer un mate y ver a tu hijo haciendo lo que le gusta, no sé si los padres vienen sobrecargados y se desquitan así. La verdad es que no sé por qué esas reacciones, pero lamentablemente cada vez pasan más cosas así”, reflexiona Suárez, quien tampoco le encuentra lógica a la agresión de los más grandes. Es que no hay justificativos.
“La verdad es que no me arrepiento y lo volvería a hacer. Hay que parar con esto, con la violencia en el fútbol infantil, agreden tanto a los árbitros como a los chicos en una disciplina que debería ser formativa. Siempre me pasó que nos insultaban a nosotros, pero nunca que se metieran tanto con los chicos. A mí, que me puteen, pero con los chicos, no”, cerró Lucas, quien curiosamente debió cumplir un rol tristemente insólito: proteger a los más chicos de sus propios padres.
Los dos equipos, descalificados
Tras el episodio, el Tribunal de Penas del Departamento de Inferiores de la Liga Posadeña de Fútbol resolvió sancionar tanto a Huracán como a Guaraní por los hechos sucedidos el pasado fin de semana.
En base a los elementos de prueba obrantes es que el órgano resolvió “descalificar a ambos equipos de la competencia en juego”, por lo que tanto El Globo como La Franja quedaron afuera de la prueba.
Además, el Tribunal ordenó “sancionar al Club Atlético Huracán con 30 días de suspensión para realizar partidos como local”, en las categorías menores, además del pago de cuatro planillas de juego. Guaraní, en tanto, también sufrió una multa de cuatro planillas de partido.
El episodio tuvo repercusión en diversos medios nacionales. Uno de los que se ocupó del caso fue la señal Todo Noticias, que subrayó el triste crecimiento de este tipo de actitudes en las inferiores.