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La nueva celda del Servicio Penitenciario Provincial asignada a Néstor Fabián Rojas en Puerto Rico no habría logrado alejar el temor de que intente fugarse con apoyo externo en algún tipo de golpe comando.
El presunto sicario y narcotraficante paraguayo de 53 años fue alojado en la Unidad Penal VII el sábado 13 de julio y desde ese momento el miedo a un intento de copamiento con apoyo de células del PCC (Primer Comando Capital), la temida organización criminal paulista con patas en suelo paraguayo, se acrecentó, principalmente por los movimientos próximos a la zona ribereña del río Paraná.
Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, fueron tajantes en cuanto a que el nuevo destino de Rojas debe contar con mayores requisitos de seguridad, principalmente en cuanto a labores de inteligencia que puedan alertar y prevenir cualquier intento por liberarlo.
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Personal que lo custodie y vigile, también habrían señalado como necesario. Este punto estaría cubierto, aunque nada debe quedar fuera de sospecha con el imputado en múltiples crímenes.
Rojas tiene graves problemas con la ley y enfrenta acusaciones que podrían finalizar al menos dos condenas a prisión perpetua.
Está detenido en Misiones desde el lunes 13 de agosto de 2018, ocho días después del homicidio a balazos de Aldo Andrés Cantero (31) en Gobernador Roca, pero estaba prófugo desde el 17 de diciembre de 2015, tras el doble crimen del barrio Tacurú en Posadas, que tuvo como víctimas fatales a Sebastián Vega (35) y Rodrigo Ibarra (27).
El juez de Instrucción 7, Carlos Giménez, lo imputó por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” (artículos 79 y 45 bis del Código Penal Argentino), calificación por la que enfrentaría, en caso de ser hallado culpable, una posible condena de más de 30 años de prisión.
La muerte de Cantero en una chacra de Roca se produjo por un supuesto ajuste de cuentas relacionado al mundo del narcotráfico, ambiente en el que Rojas fue reiteradamente señalado como distribuidor de estupefacientes y sicario.
Se lo acusa de ejecutar a Cantero de cuatro balazos, dos en la frente y el rostro y los restantes en el abdomen y una pierna. El cadáver fue descubierto por la Policía pocos minutos después de que la pareja de la víctima alertara de que en la chacra a 500 metros de la ruta nacional 12 había ocurrido algo grave, según el llamado telefónico que recibió.
El cadáver fue identificado y, con las primeras horas del sol, investigadores policiales descubrieron que debajo del piso de un galpón de herramientas se ocultaban bultos con marihuana prensada, poco más de 1.800 kilogramos.
La detención se logró en dos cabañas del complejo La Aventura de Posadas (avenida Urquiza), donde Rojas escondía en un bolso poco más de tres kilogramos de cocaína que, se presume, iban a ser vendidos a tres entrerrianos.
Luego de su detención, en un procedimiento realizado en un inmueble relacionado a Rojas en Eldorado, se halló una pistola nueve milímetros, cuyo peritaje dio positivo con las municiones recolectadas del cuerpo de Cantero.
Doble crimen
El miedo al Negro Rojas empezó a hacerse pocos días antes de la navidad de 2015, luego de que fueran ejecutados a balazos el posadeño Sebastián Vega y el paraguayo Rodrigo Ibarra dentro de un Chevrolet Agile que fue abandonado en el barrio Tacurú de Posadas en plena madrugada.
El motivo habría sido un supuesto ajuste de cuentas de una banda narco que habría tenido como miembro a Vega. Lo acusaban de al menos un embarque de marihuana perdido a manos de investigadores federales en Corrientes.
Lo buscaron por la “mejicaneada” y lo ejecutaron junto a Ibarra, quien circunstancialmente estaba por comer un asado con Vega esa noche en el barrio Itaembé Miní. Se presume que fue citado en el Acceso Oeste bajo el engaño de ver un arma de fuego con intención de adquirirla.