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Sin escalas. De los países nórdicos a la Costanera de Posadas. Del frío y la nieve, al calor y el río. La marcha nórdica llegó para quedarse. Este poco tradicional deporte por estos lados suma adeptos en la Argentina y llegó a esta ciudad para que cada vez más locales se familiaricen con esta disciplina a la que califican como “la más completa del mundo”. La Costanera fue el escenario para una marcha pocas veces vista por la zona y EL DEPORTIVO estuvo ahí.
Ayer se realizó el Primer Evento de Marcha Nórdica organizado por los primeros instructores del nordeste argentino, egresados de la Escuela Argentina de Marcha Nórdica, los posadeños Conny Worbach y Carlos Urrutia. La jornada contó con la presencia del director y fundador de dicho organismo en la Argentina, Gustavo Iriart, quien se formó en Europa y ha expandido esta actividad tanto en Buenos Aires como La Plata, Villa Gesell, Puerto Madryn, Miramar, Balcarce, Mendoza y Córdoba, entre otras ciudades del país.
Pero… ¿qué es la marcha nórdica? Es una marcha que incluye dos bastones “que cumplen una función de impulso, de empuje. Tiene una técnica precisa que no modifica el patrón de la marcha normal pero sí activa un montón de músculos que en la marcha natural no se activan como hombros, espalda, brazos”, explicó Iriart a EL DEPOR. Su origen se remonta a los países nórdicos, donde los competidores de esquí de fondo estaban en problemas durante los meses de verano y primavera, sin nieve, por lo que empezaron esta actividad que trabaja de la misma manera pero sin necesidad de temperaturas bajo cero.
Luego, la disciplina se fue extendiendo y en la actualidad se puede practicar a cualquier edad, sin problemas. De hecho, en aquellos países donde nació, esta práctica está dentro de la currícula de educación física en las escuelas.
Pasa que los beneficios son múltiples, señaló Iriart. “A nivel físico mover tanta cantidad de músculos beneficia el proceso de adelgazamiento para quien se lo proponga o el uso del bastón hace que se disminuya el impacto en el suelo porque al apoyarlo hace que se reduzca un 14-16% el impacto, por lo que hace bien a personas con problemas de cadera, de espalda, de tobillos y rodillas”, remarcó.
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Iriart comenzó con la actividad hace ocho años y, en la actualidad, se encarga de formar instructores en el país con el objetivo de que cada vez se extienda más la disciplina. “Es una posibilidad, más que nada para esa gente que no quiere correr, que no le gusta o no puede”, indicó y agregó que se puede trabajar en distintas intensidades porque “se puede hacer orientado a la salud, a la mejora de las capacidades físicas, o adaptar a lo deportivo, entonces permite que una franja muy variada de edad la pueda practicar”.
Carlos Urrutia es uno de los dos únicos instructores del nordeste. “Los bastones trabajan de impulso. Si uno camina o trota se ocupa solamente el tren inferior; en la marcha nórdica, al incorporar el tren superior, trabajan más de 90% de los músculos. Además, los bastones amortiguan el impacto y se reparte el peso corporal. Se adapta a cualquier tipo de edad y condición física”, dijo a este Diario.
En Posadas es una actividad incipiente. Ayer luego de la marcha, que empezó en la zona de la Cascada en el cuarto tramo y finalizó en El Brete, se hizo una clase de exhibición y otra de iniciación para interesados. Urrutia y Conny Worbach, los instructores locales, dan clases todos los días en la Costanera con el objetivo de sumar más gente. Los interesados pueden ingresar a la página de Facebook Marcha Nórdica Posadas para conocer más detalles.