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Este domingo es el Día Mundial contra la Hepatitis y especialistas de todo el país alertaron sobre esta enfermedad que cursa sus primeros años en forma silenciosa. Se estima que actualmente más de 500.000 personas en Argentina viven con hepatitis B y C, y 6 o 7 de cada 10 no lo saben.
En el mundo, habría más de dos millones de personas afectadas “y muchas de las cuales no saben que son portadores de hepatitis. Lo más preocupante de esto es que son dos patologías que en sus dos primeros años de evolución pueden no generar muchos síntomas pero sí acarrean un alto riesgo de ser uno de los principales responsables de cáncer primario hepático y de cirrosis hepática, por lo tanto una indicación de trasplante”, alertó el médico infectólogo responsable del Departamento de Medicina Interna del hospital Madariaga, Gustavo Méndez, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Herramientas disponibles
Según indicó el profesional, “para la hepatitis B existe una vacuna que es altamente efectiva y que evita la infección en aquellos pacientes que no la tengan y que, obviamente, al no infectarse, las chances de evolucionar en una cirrosis o un hepatocarcinema son nulas”.
La vacuna contra la hepatitis B es de muy fácil acceso y está disponible en forma gratuita en la mayoría de los centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y vacunatorios de Salud Pública. Son tres dosis y no tiene contraindicaciones, salvo algunos casos de alergia severa.
A partir del 2000, el Ministerio de Salud de la Nación incorporó esta vacuna al calendario nacional de vacunación para los menores de un año y niños de 11 para completar el esquema; y a partir de 2013 la incorporó también para adultos que no estuvieran vacunados.
Pero no existe vacuna contra la hepatitis C. Según indicó Méndez, “su diagnóstico es muy importante porque hoy contamos con medicación antiviral que permite tratar esta infección y logra la curación de esta enfermedad en más del 85% de los casos”.
Síntomas y tratamiento
Los estudios de rutina no incluyen el testeo de la hepatitis. “Generalmente, lo indicamos en pacientes de riesgo o en aquellos casos en que sospechemos alguna afección hepática que pudiera estar involucrada la hepatitis B o C. No es un estudio tan rutinario como un hemograma para saber si uno tiene anemia o no, pero en las evaluaciones de salud o en determinadas situaciones uno piensa en hepatitis, por ejemplo en pacientes adictos a endovenosas, pacientes que van a ingresar a una terapia de hemodiálisis porque se trasmite por sangre y fluidos corporales, pacientes con alguna infección hepática que no esté bien aclarada cuál es su origen por lo que está dentro de las posibilidades de una hepatitis viral B o C”, indicó el médico.
Tanto la hepatitis B como la C pueden ser asintomáticas o muy silentes; algunas personas tienen síntomas iniciales que pueden ir hasta un cuadro gripal con algo de coloración amarillenta en piel y mucosa (ictericia), dolor en la zona del hígado por una inflamación de la glándula hepática.
No obstante, según indicó Méndez, “hay otros pacientes que tienen una infección con mayor repercusión clínica en la cual todas estas alteraciones de laboratorio, con elevación de los marcadores hepáticos, y son los que habitualmente llegan a la consulta porque son los cuadros más severos y sintomáticos”.
Ambas tienen tratamiento, pero la chances de curación son diferentes. La hepatitis C no tiene vacuna pero tiene un tratamientos costoso pero altamente efectivo que puede garantizar hasta el 85 y 90% de curación en un promedio de tres meses de tratamiento con una pastillas antivirales específicas. Para la hepatitis B también hay tratamiento pero la respuesta no es tan favorable.
Contagio
Explicó que el contagio de la hepatitis B es fundamentalmente por vía sexual, y este virus tiene una capacidad de contagio mucho mayor que el del VIH.
Por eso es una gran ventaja contar con vacunas que son muy efectivas para cualquiera que no haya adquirido la infección viral. La vacuna genera anticuerpos que son proteínas de defensa que evitan la infección si hay una exposición a este virus en más del 85%.
En cuanto a la hepatitis C, señaló que la mayor curva de infección se dio cuando la gente recibía transfusiones con sangre que no estaba controlada para este virus.
“Actualmente, todos los bancos de sangre de Argentina y del mundo y obviamente el Banco de Sangre de Misiones, hacen testeos de la sangre que va a ser donada para transfusiones y para los termoderivados para, entre otras cosas, hepatitis C. Por eso, muchas veces los pacientes que se captan con hepatitis C son pacientes que vienen derivados del Banco de Sangre”.