Se prometió que “la pasión por los dinosaurios continuaría por siempre”. Matías Motta solamente era un niño, de unos seis años y quería saberlo todo.
El mundo de los reptiles prehistóricos lo inquietaba, las preguntas daban vueltas y ninguna respuesta era suficiente. Su curiosidad no se calmaba con leer las historias redactadas en las revistas que coleccionaba en su casa de Oberá. Siempre supo que había un universo esperándolo, repleto de misterios. Y él iría a descubrirlo.
Al Matías niño le diría que no se rinda, que siempre sea curioso y se pregunte absolutamente todo. Allí se encuentra el motor de toda investigación”.
“Toda mi vida me asombraron. Me encantan, hay una enorme variación de colores, formas y tamaños, pero no están entre nosotros y eso, de pequeño, era lo que más me asombraba”.
Ya adolescente y cursando el último año del secundario, Matías pensó que era momento de elegir qué hacer. “Me puse a investigar si era viable la Paleontología en la Argentina porque estando en Misiones no hay muchas oportunidades”.
Incentivado por descubrir y conocer sobre los dinosaurios armó la valija y se fue a Buenos Aires. Se inscribió en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata, donde estudió la carrera de Licenciado en Paleontología. “Apenas comencé a cursar, empecé a colaborar con el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Lugar donde actualmente trabajo y tuve la oportunidad de visitar varias provincias del país y Chile, en busca de fósiles”.
Me encantaría viajar, ir a otros países a investigar. En especial me interesa China donde hay descubrimientos importantes. Se están realizando investigaciones y hallazgos de los cuales me interesaría ser parte para aprender y crecer como profesional”.
A principio de año, su profesionalismo y dedicación lo llevaron a encabezar una expedición en un afloramiento en Río Negro junto al equipo del Museo con sólo 25 años. “No me esperaba estar al frente de una expedición, siendo tan joven. Aún sigo sorprendido, estamos financiados por el CONICET y ahora por National Geographic, que a través de una beca nos permitió investigar esta zona en un proyecto que presenté. Es un orgullo para mí”.
En el lugar trabajaron doce personas durante 15 días y allí hallaron restos fósiles de dinosaurios carnívoros en una gran variedad de formas, “entre los que se destacan especies hasta ahora desconocidas”.
“Los primeros días tuvimos muchos descubrimientos pero ninguno llamativo. Fue al cuarto día que hicimos dos hallazgos importantes. Un dinosaurio desconocido, carnívoro, de unos 13 metros de largo. Y gran cantidad de fósiles, una excavación que duró diez días”.
Ahora en el laboratorio, Matías contó a SextoSentido que junto a sus colegas se encuentran estudiando los hallazgos y “estamos próximos a publicarlo. Son dinosaurios a los que vamos a ponerles un nombre, va a dar de qué hablar, no son conocidos y van a aportar muchísimo conocimiento a nivel mundial”. Una herramienta más que valiosa para entender, un poco más, la evolución de la vida en la tierra. Matías creció soñando lo que hoy vive. Y cada vez que llega a una expedición “un nene se despierta. Estacionamos la camioneta, bajamos corriendo y salimos a encontrar fósiles. Como cuando iba corriendo a la revistería por la revista de National Geographic, en busca de un dinosaurio”.
Unos días en Oberá: “inyección de energía”
Matías nació y creció en Oberá. Durante la Feria del Libro, estuvo en la ciudad donde brindó varias charlas.
“Dicté talleres para los nenes. Les mostré el fascinante mundo de los dinosaurios que a mí siempre me cautivó. Trabajar con los chicos es espectacular, les encantó que les contara mis experiencias y se asombraron. Fue una inyección de energía. Para mí, es un orgullo estar en Oberá con niños que tienen la edad que yo tenía cuando era fanático”.
Por
Susana Breska Sisterna
[email protected]
Producción fotográfica: C. Olivera Schuster
Fotos gentileza: F. Brissón Egli // M. Aranciaga Rolando // J. D’ Angelo