Son colonos de Florentino Ameghino y que están desde los inicios de las ferias francas de esta localidad. Para ellos, ser parte de este espacio de venta les permitió criar a sus cuatro hijos, hoy adultos y profesionales. Que, además, les han regalado ocho nietos.
“Siempre se trabajó bien, por supuesto que con los años fuimos mejorando en infraestructura, los que invirtieron en la feria pudieron progresar y mantenerse, pero muchos quedaron en el camino. Nosotros pudimos educar a nuestros hijos, darles estudios; uno fue a Rosario, el otro a Corrientes y gracias a la feria pudimos afrontarlo y también pagar nuestras deudas. Incluso dos de nuestros hijos también son feriantes en Posadas”, manifestó Jorge a PRIMERA EDICIÓN.
En 24 años de funcionamiento y permanencia, la capacitación fue una constante. “Tuvimos que aumentar las plantaciones y los animales. Mejorar nuestra sala de elaboración e implementar las cosas que nos faltaban. Incluso los clientes contribuyeron, porque tratamos de tener lo que nos pedían. Fuimos aprendiendo muchas cosas en el tema envasado, fuimos creciendo. Hasta los controles nos ayudaron a mejorar la calidad de los productos”, contó Panasiuk.
Panificados, dulces, pickles, carnes, embutidos, frutas, verduras son parte de la oferta de la familia.
La dedicación a esta actividad es exclusiva. “Hay clientes para todos los productos. Estamos miércoles y sábados, trabajamos todo el tiempo para la feria. Volvemos a la chacra y ya nos ponemos a trabajar para la siguiente”, detalló.
Si bien las crisis existieron siempre, de alguna manera los Panasiuk superaron las adversidades y se mantienen en el circuito. “Nosotros somos ricos con lo que tenemos, gracias a Dios siempre trabajamos. La gente siempre compró. Algunas veces más, otras menos, pero siempre compró. Por eso tratamos de tener todo lo que buscan y si algo falta tenemos otras ofertas para hacerles a nuestros clientes”, consideró el hombre.
Estilo de vida
Ser parte de la feria es un estilo de vida reconocen los colonos, ya que si bien podrían dedicarse menos, la energía que le ponen sigue siendo la misma de hace 24 años. “Nos encariñamos con nuestros clientes, tenemos muchos amigos. Vienen, hablamos, compran, somos como una familia. Estamos cómodos, lejos quedó la plaza sin nada donde empezamos bajo carpas. Eso nos anima a venir cada día, somos agradecidos de poder trabajar, vivir en la chacra y producir alimentos”, dijo Jorge.
A su turno, Ema señaló que “lo principal son los clientes”. “Nos debemos a ellos y les traemos productos de calidad, cuidamos siempre ese detalle. Traemos a vender sólo lo que estamos seguros que es de buena calidad”, subrayó.